Fluyen las palabras como lava del volcán

viernes, 22 de abril de 2011

TIEMPO EQUIVOCADO



Tiempo Equivocado


Lo vuelvo a dejar nuevamente sobre la mesa. Me quedo sentada en la silla del comedor, mis manos descansan sobre el repasador verde, que está en la mesa frente a la ventana que da al jardín de amapolas rojas recién abiertas.
Lo miro fijo, hace un mes que no emite ruido alguno. Parece muerto, pero no lo está. Negro, pequeño, con minúsculos círculos blancos que no distingo qué son, si no me coloco los anteojos. Y sigue ahí, inmutable. Magnánimo, desafiante. Se jacta de mi desesperación, prorrumpiendo cada dos días un pequeño bip bip.
Mis jornadas sin ti, días perennes, sin divagaciones, neutros, anquilosados. Paralizados por la inercia que el desgano impone.

Seguir... Seguir?
El camino está mutilado. Se amputó un trozo de mi ser. Y ese negro que se apodera de mis pensamientos y no responde a las suplicas de que reviva con un ruido diferente que haga saltar mi corazón en alegrías espaciales.
Intolerable su indiferencia. Vergonzosa mi ansiedad.
Y expreso un grito, un basta que resuena en los oídos de los ausentes. Me rebelo contra mí.
Acerco mi mano temblorosa, es el término, el final de una angustia ácida. Tomo el celular y marco los números indicados.
Una voz de mujer me indica que el número solicitado no pertenece a un abonado en servicio.
Corto bruscamente.
No es tiempo de llamar al cielo para una habitación.