ESENCIA
Quizás habitando con un
fino semicírculo en el rostro no sea tan absurdo. A mi alrededor el conjunto de
semblantes forman un arcoíris geométrico.
Mis bordes vacíos, se
llenan con un labial rosa chicle, y obtengo un brillo que sabe a retirada en la mirada. Acaso sea necesario cambiar de
marca, para cuando abra mi boca, la palabra amor sea más pasional que desamparada.
Delinear una sonrisa no
es obra fácil, se toma con tres dedos, pulgar, índice y medio el lápiz, firme y suave, muy suavemente se roza el borde
superior como caricia de niño inocente. Inclinamos la cabeza frente al espejo
vemos un ficticio hombro para acoplar. Retomamos la tarea, regresamos al escenario. Espera nuestro labio inferior el
toque mágico del amante ardiente que sobrepase la línea original, desborde de
pasión y emerja una boca carnosa como para
ser devorada. A lo mejor sea necesario reforzar la comisura con un toque
saborizado, o exagerar la forma.
Avanzo hacia el final
de la obra.
En este proceso
creativo recreativo, nada cambia, nada desaparece en esencia. Solo la mueca
semicircular rosa chicle, y ese brillo eventual en la mirada.