EL ECO
El crepúsculo perfiló la sombra, llegó hasta el despeñadero, un cóndor marcó su vuelo. El musgo verde amarronado pintaba una que otra piedra. La simulación resbaló en un charco; diestramente retomó el equilibrio.
Paso aquí, paso allá.
Innovando una barandilla con postes, la profundidad se hizo presente.
A lo lejos quebrada y peñascos.
Perfiló una mueca sutil, casi una recta con pequeña curvatura labial. Tomó sus manos y con bizarra postura confesó “eres el amor de mi vida, yo no te miento”
El eco le devolvió la última palabra…”miento”.
Concluyente final del mito Eros, Psique y Ágape.