DE NADIE
Todo es mío
extrañamente nada es mío. Se bate en duelo la imaginación con la verdad. El tiempo
actual con lo atemporal.
No pertenecen las
letras a las páginas ni a los libros, vuelan entre el espacio que dejan tus
ojos y el papel, ya no son mías las letras que el trazo del lápiz las dibujó. Se
escapan, se introducen en el alma, haciéndose
carne en cada uno de los cuerpos.
Como tu cuerpo, que ya
no es tuyo sino mío, en ese ahora en que mis manos sucumben deglutiendo tus
porciones, mis cuencos dejan de ser mi propiedad, no me pertenecen cuando el
acople de tus salientes encajan cual piedras piramidales.
Tu pensamiento me
abarca, trasmuta la mente se introduce
en mis reflexiones, acaricio tu último deseo convirtiéndolo en propio. Transponiendo
los límites, lo que es nada y vacío se llena de todo.
Coincidencia o engaño juegan en la calle
empedrada, absorta mi voz, en su dimensión temporal aguarda la apertura para
gritar y trenzarse con tus palabras. Noche
de labios acomodados, orillados en blancos mutuos, hacen caer a dos solos para
convertirse en acompañados.
Persistente permanencia
sin tiempos verbales, ni tuyos, ni míos. Solo este tiempo coexistente.