Fluyen las palabras como lava del volcán

miércoles, 19 de noviembre de 2014

VERDE VERANO













VERDE VERANO

Qué color?
Pregunté inocentemente sin saber en que vericueto me introducía esa cuestión. Sin siquiera pestañear, me miraste de frente, tomaste firme los hombros y tu voz resonó en la siesta gris de un noviembre atípico.
Verde verano!!... me sorprendiste. Pero no un verde verano común y silvestre. Un verde verano que se otoñe en marzo y tiña de rojos bordó para quedar palito desnudo en invierno.
Complicado… mi interior razonable me hizo notar. Pero ya estaba lanzada la pregunta y la respuesta no se había hecho rogar. Manos a la obra. Nuestra juventud ameritaba el desafío.
Lustre la puerta de algarrobo hasta el punto de pasar la mano y resbalar en ella, como manteca derretida en el molde de torta. Busqué un barniz  natural y acaricie  a pura pincelada su cuerpo duro e inflexible. La tarea siguiente sería difícil, pero la concentración no admitia pensamiento negativo alguno. Una maceta aquí en este costado  abrigada por helechos mimosos, al frente un cerca de esterillas cruzadas sostenían a una madreselva rebelde que quería hacer un piquete en la mismísima entrada. El botellón, otrora lleno del elixir mágico atesorado  por  Baco lucía de cuerpo entero centinela de la entrada. Fui guardando dentro de la tierra del cantero, cada manojito de raíces, y suavemente ataba con hilo de algodón, guiando la trepada, los  brotes tiernos de una falsa parra.
Y pasó un verano, y vino un otoño, transitó el invierno con leños en el hogar, y la primavera hizo su explosión radiante, y sin darnos cuenta la casa se convirtió en un verde verano.
Los sillones descansan  en el jardín, cada uno tiene su almohadón desteñido, sentados a la sombra tomados de la mano, nuestros dedos añosos tiemblan, nuestras miradas se amalgaman en el espacio ínfimo distante que nos une. Recordamos el otoño color rojo bordó de las hojas anunciando la  próxima estación.
El canario cantaba alegre. Sin voltear hacia la derecha mi rostro lance las palabras al viento.
Qué color? Te pregunté presagiando la respuesta. Giraste tu  rostro, los pequeños surcos alrededor de tus labios se suavizaron y con una sonrisa solo percibida por mí, respondiste, celeste celestial.
La tomé  en mis brazos y la llevé a su habitación. Cerré la ventana.

 Comprendí que era la hora de cambiar los verdes verano…

miércoles, 12 de noviembre de 2014

JUEGOS





JUEGOS

Pido gancho vuelvo a gritar mientras me desplomo descuidadamente sin importar el protocolo ni las buenas costumbre, hurgueteo en mi bolso beige con vivos fucsias  y saco muy torpemente el resbaladizo paquetito plástico, mis dedos tratan de agilizar el trámite y retirar un pañuelito de papel tisú, entre tanto las lágrimas ganan la carrera y llegan a la meta, la comisura de mis labios. Arroz con leche me quiero casar…la ronda infantil retorna a mi memoria paradójicamente veo cómo te alejas.
 Pido gancho, le grito a la Vida, un minuto de descanso en esta alocada carrera por subsistir. Mi espalda se afirma en la pared de ladrillos pintada a la cal, pisa pisuela color de ciruela… y me convierto en ángel, esperando en la fila del Banco la voz de la recepcionista. El diablo me espera listo para lanzarme algún documento traspapelado, salgo airosa.
Pido gancho rompe el silencio de la tarde y nos enfrentamos a un juego que no admite desconcentración, engaña la penumbra pensando que es ella, tus manos recorren una curva que es mía, y le das otra forma,…al don al don al don pirulero cada cual cada cual atiende su juego y el que no y el que no una prenda tendrá. Que prenda tendrás al tocar dos cuerpos diferentes, inhalo hasta rebalsar los pulmones de aire y un suspiro largo despide hasta la última pena. No seré yo quien la confiera.
Pido gancho a la vida, y me subo al carrusel, busco el caballito de madera suavemente lustrado, no corcovea, sube y baja en un rutinario movimiento, una balsa sin mar me observa pétrea, añora arenas pasadas. Una melodía me invita a bailar y giro al ritmo que me confiere convirtiéndome en bufón de parque infantil. Me siento en el banquito marrón,  piedra papel o tijera me hace elegir el alma, papel le respondo sin dudar…tijera, perdiste me responde.


Pido gancho el que me toca es un chancho… me resguardo entre verdes infinitos,  no quiero más juegos.

martes, 11 de noviembre de 2014

DUDA



DUDA

En el llano el laberinto de los cuerpos buscan la salida, entran y salen por pasajes equivocados, desde lo alto de la torre la soledad sonríe, mueca gris.
Invisible nostalgia grita su pena y horada cual gota fría la mente, una y otra vez toc toc toc toc, rompe el silencio de un vacío no absoluto.
El hollín de lo que fue mancha de negro culposo los dedos  que otrora rozaron la tibia piel. La esponja quiere lavar con jabón perfumado y la boca, esa boca que siempre quiso, se apodera impune de los labios, mezclando néctar y sudores amanecidos. Friega y refriega  pretendiendo hacer olvidar, luchan los  sentimientos, perdones y llantos, abrazos, y promesas, amores que se revelan.
Sigue la sombra enjabonando el cuerpo.
Sufrimiento.
Golpe certero la duda dio y se desintegra mi alma, espanta con la mano figuras, palabras, gesto, nubes oscurecen la vista, aguacero en las mejillas. Letanía azul invade, se despereza en los contornos adueñados hasta ayer.
Escupo el dolor en la vereda bajo el álamo que nos cobijó con su sombra, la intolerancia viborea regocijada en mis  venas plenas de pasión noctámbula, giro mi cabeza, quiero cerrar mis pensamientos, correr  la intransigencia adoptada, tantos años tantos perdones imposibilitan el acto. Y rasguña el dolor las entrañas, marcho hacia  el verde para llenarme de aromas, cerrar el libro, patear la piedra en el camino.

Y llueve, y llueve. . . 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

DESHORA






DESHORA

Me divorcié.
Mis oídos no decodifican el mensaje al instante, quedo con una mueca mezcla de sonrisa y sorpresa.
Las agujas del tiempo retroceden rápidamente y me encuentro sentada frente a él sin comprender que regresa con su ex mujer. Seis años separados pero una causa justa lo determina, es  “la madre de mis hijos” me necesita. Tomo el brillo de mis ojos, la sonrisa, y mi amor, lo guardo en el bolso, me levanto y salgo hacia la calle sola, vacía, queriendo ser barrilete y levantar vuelo con la primera brisa que doble la vieja esquina.
Cinco años de risas, cinco años de compañía, los  voy guardando en una caja. Pesan tantas alegrías juntas, los proyectos los envuelvo  en papel de diario. La arena de la playa, la piedra, esa flor seca, y me río cuando desenvuelvo la servilleta y salta una cucharita rosa de plástico del helado que compartimos. El jaboncito sin usar, robado del hotel alojamiento, a ése que fuimos temblando y casi con vergüenza, a descubrir nuestros cuerpos por primera vez.
Levanto la caja, voy hacia el terreno baldío que está al lado de casa, rocío con alcohol y enciendo un fósforo.
La llama comienza a hacer su tarea.

Pasa el tiempo y las agujas del reloj  marcan el tiempo en nuestro rostro. Otro amor llega, y de la mano de él los hijos.
Se abre la puerta de la oficina.
Perdón, no tuve el coraje de dejarla sola en ese trance tan difícil que pasaba, te amé y seguiré amándote- me dice esa mañana de Julio. Le sonreí, con ese dejo de insulto, frustración, amor y bronca. Miro por la ventana, en el auto mi esposo y nuestros hijos. Frente a mí su regreso para el indulto. Baja la cabeza y se va, como el pichón que quiere recobrar a su madre, después de remontar libre vuelo. Familias establecidas.
Desgarra la garganta, ahoga el grito y el llanto.
Dañino el tiempo regresa al día de hoy… Mis hijos en su trabajo, yo aquí lavando los vidrios de la cocina, un plato  un vaso un tenedor y un cuchillo. Lo único que utilizo, ha menguado  la familia.
Suena el teléfono, me seco las manos con el repasador amarillo. Su voz inconfundible, su hola mayúsculo. Mi alegría.
Me divorcié…me dice.  Mis oídos no decodifican el mensaje instantáneamente, quedo con una mueca mezcla de sonrisa y sorpresa.
Fina llovizna de mis  ojos caen en el blanco papel con finas líneas negras. En la mano un lápiz verde quiere escribir la historia.
Tarde
Es ya muy tarde.

VIRUTA





VIRUTA
Algunas veces el sol quiere sacar punta  a los cerros para colorear el horizonte, cae la viruta por las laderas entremezclándose  con las aromáticas. Pincela el viento una nube, que la estira larga cuál grisácea longevidad. Rojo se tiñe en perspectiva el punto final de la visión.
Atardece, un toc toc gutural opaco resuena acompasado mientras labora el pico en la madera de un árbol carcomido  por hormigas negadas.
El piquillín elabora aroma dulce abriendo sus minúsculas flores, y un poco más lejos una falsa mora quiere adueñarse del territorio. Placeres de bocas jugosas saboreando moras negras y blancas, cuando las arquitectas  urpilitas buscan intrépidas blandos palos y ramitas secas diseñando dentro de un frondoso crataegus su nido.
Despunta la tarde, nace la noche, silencia el día sus sonidos, germinan los anochecidos.
Abraza la luna el sueño del valle.

martes, 4 de noviembre de 2014

SIMBIOSIS











SIMBIOSIS


Así como el leer nos envuelve en la oscuridad, donde solo se reflejan la páginas del libro... el escribir nos aísla en una misteriosa sala sin más elementos que un papel, una lapicera, y ese deseo que guía la mano.
Quedamos  sordos entre los ruidos externos, ciegos frente a  presencias, y mudos ante  preguntas. Danzan entre los dedos, amores, temores, lágrimas y sonrisas; y se pega la tinta en el papel formando letras y palabras que harán vivir a quien la lee una vez concluido el escrito.
Así como el leer no eleva, nos libera y vibramos con los personajes, los paisajes; quien escribe se posesiona con lo que rápida o lentamente va plasmando. Es hacer el amor entre letras y papeles, es acariciar un cuerpo sutilmente, disfrutar la textura y hasta sentir su aroma. El final, un orgasmo interminable. El lector cierra el libro... el escritor reposa su espalda en la silla... suspira profundo y siente cómo ese cosquilleo va desapareciendo, y la paz cubre su existencia.
Comunión entre hombre y papel. Complicidad entre lapicera y mano. Amalgama atemporal entre escritor y lector.