Fluyen las palabras como lava del volcán

viernes, 11 de abril de 2014

BLANCO Y NEGRO






BLANCO Y NEGRO

El filo corta la noche, las manos negras quieren atrapar los blancos cuerpos esparcidos en mullidas camas. Zarandean  sombras blancas despertando multitudes negras. Cromático mundo en la arista  la decisión divagando con la duda. Grises inconclusos. El todo o la nada se baten en duelo alucinante, quiero pero no puedo; no quiero pero debo.
Dividir con un grito sumado al salto hacia el vacío, frío el suelo que recibe nuestros pies. La alfombra deslizada bajo la cama sonríe maliciosamente. La sonrisa parte para dejar paso al bostezo.

Lentamente los ruidos comienzan a mezclar los colores.

martes, 8 de abril de 2014

LA PUERTA






LA PUERTA

Como decir que la puerta se cerró y los candados están herrumbrados, por el tiempo, por la lluvia, por la ausencia.
Como decir que se borró la imagen y solo es una forma amorfa que nada dice, nada recuerda, nada habla, nada oye.
Que la garganta se seca, los ojos se agrietan, la boca cerrada, los oídos con tapones, convertido el cuerpo en piedra fría.
Fría piedra que rueda calle abajo, quizás pateada por un niño cuando se cansa de rodar y se aquieta, y sigue su ruta.
Los aromas parten, el rio lava la pena, el pájaro vuela la tristeza, el perro no mueve la cola y el grito se repite golpeando las laderas de la montaña, una y otra vez.
La siesta se hace noche, la mañana desconcierta a la luna, la pluma se desprende  de la paloma y cae al césped sin hacer ruido.
Segundos tocando la sabana, minutos buscando la ausencia, horas insomnes.
Nada  arriba, ni abajo, al costado vacío, en el centro un cuerpo que quiere decir que la puerta se cerró y los candados ya están herrumbrados.

Como decir… abran la puerta?


jueves, 3 de abril de 2014

DANZA








DANZA 

En una danza macabra se mueven las letras junto a las ideas, se toman de la mano, levantan sus lados. Vértice contra vértice se unen, se desunen. Forman puentes, pasajes, montañas, abismos.
Los sí y los no van y vienen, gritan, aúllan, silencian, se agigantan y hasta desaparecen en un punto con final.
Una melodía alocada invade la mente, los dedos tamborilean, marcando en el papel, una huella lineal en  la ruta blanca… negras, rojas, verdes, rastros, vestigios de emociones, jeroglíficos irreflexivos, reminiscencia pasional.
Tiemblan los labios, en agua se convierten los ojos, se plasma el sentido de la angustia. Cataclismo doloroso que invade, se expulsa, se adhiere, penetra y resbala hasta caer desde el lagrimal hacia el surco de la mejilla.
Rostro iluminado, sol que enfrenta sin inviernos,  el júbilo por  la piedra que ha quedado al costado del sendero, hombros alivianados y la armonía del arcoíris entre claroscuros nubarrones.
Danza, música, letras, manos, dedos que conducen a un lápiz domesticado.
Palabras mudas que al instante en que son levantadas por la mirada,  fluyen por la boca y toman vida.  
Silencia el día.
La noche abre la puerta del descanso.

Las letras se guardan, solas,  en los rincones del recuerdo.