GRAZNIDO
Si tan solo la palabra
se hubiese escurrido por el resumidero del olvido, y no quedar estancada, convirtiéndose
en agua maloliente en el abarcativo espacio corporal, si el graznido del tordo hubiese
opacado ese maléfico eco en mis oídos, mis lagunas prontas a rebalsar serían
reemplazadas por una sonrisa decontracté, colocando la escena en una
tragicomedia diaria cuando tus marrones buscan los míos.
Abro los grifos y el
agua baña mi continente, marea que se torna tibia penetrando en golfos y
penínsulas, y la espuma jabonosa quiere borrar
las huellas de felicidad tramposa, indicativas de insomnio y dolor
intrínseco.
Si tan solo el tiempo
me diera la pauta precisa de olvido. Seguiría los renglones leyendo letra por
letras el prospecto, haciendo caso fiel y desligar a la aflicción, para que
rumbee hacia otro camino y deje libre mi
trayecto.
Hilvanando lentamente al
crédito, por cada puntada una gota cae,
limpio mi vestido, refuerzo el hilo. Lucha descarnada entre un oído y un engaño.
Una palabra y un descuido. Mis dedos se agilizan tratando de unir nuevamente la
trama, quiero regresar al sitio de mohín generoso, alma entusiasta, mirada sin fuente
danzante.
Si tan solo la palabra,
el tiempo, se unieran para devolver la confianza.