Fluyen las palabras como lava del volcán

jueves, 29 de agosto de 2013

JAZMÍN



JAZMÍN


Como aferrándose a una juventud que ya había partido, la esperaba todas las siestas, sentado pacientemente en un silloncito de mimbre marrón claro, manchado de oscuro en el apoya-manos. En ese lugar donde sus manos arrugadas, se asían fuertemente, hasta quedar con los nudillos blancos.
Y tenso, esperaba.
Sus ojos cansados y tristes, miraban hacia la calle, el reloj en su muñeca marcaba la hora, una hora que se presentía, que ya no alcanzaba a percibir.
Ella era su sol en el ocaso de su vida. Ya la sentía venir, distinguía sus pasos, su taconear firme y el menear de su cuerpo al pasar. Y el perfume que inundaba la siesta. Era ese sublime momento, que aparentaba quedar suspendida en el aire.
Era el instante mágico, en el cual él quería atrapar toda la juventud. En ese efímero segundo ella, giraba dulcemente su rostro, y brindando una tierna mirada, lo saludaba alegremente, con una sonrisa franca. Él levantaba su mano cordial restituyéndole la cortesía.
Eufórico, disfrutaba de ese rostro cantarín. Y de pronto, como si una juguetona brisa la envolviera, ella desaparecía tras el gran jazmín. Era suficiente ese tramo para devolverle al anciano la alegría a sus ojos, y sin que nadie advirtiera, las lágrimas se arremolinaban, y una que otra incontrolable, se deslizaba por sus mejillas surcadas por el tiempo y soledad centenaria.
Su secreto. Era su secreto, nadie lo sabía, nadie lo presentía.
Una noche, una luna plateada entró por su ventana...
Como todos los días de la semana, a la siesta, caminaba hacia el lugar de siempre.

Lo había descubierto un día, en que la amargura se instaló en su corazón, y se alegró de encontrarlo. Cada día como un rito casi sagrado, saludaba a aquel abuelo, como agasajando una época pasada. Nadie lo sabía, era su secreto. Era para ella la bondad reflejada en los grises cabellos, y, en la mirada añeja, la protección, junto con los consejos no hablados, presentidos que la acompañaban hasta terminar el día, e iniciar uno nuevo, que ignoraba como se manifestaría.
Una tarde, como presagiando la ausencia, su andar se tornó tembloroso, y al llegar hasta la casa, vio con tremendo dolor, que el silloncito de mimbre marrón claro se encontraba vacío. Sus ojos se ensombrecieron, y el sol como augurando desgracia, se ocultó tras las nubes.
Siguió luego de la ausencia y el dolor de lo irreparable el reproche. Tantas veces le quiso hablar, y tantos fueron los silencios que los acompañaron. Ya nada quedaba, solamente un silloncito solitario vacío.
Del por qué, se preguntó una y mil veces, pero actualmente era tarde, nadie respondería ahora.
Una noche una luna la miró diferente.
Y la noche con la luna le presentaron una nueva estrella, que la observaba y la seguía desde lo alto. Y, enviándole unos guiños cómplices, le hacía saber que desde allí siempre la escoltaría.
Nadie lo sabía, solamente ellos, unidos entre el cielo y la tierra por un arco iris de estrellas.
Y en una siesta calurosa de verano, se atrevió con su tierna mano cortar un jazmín blanco de la casa del anciano, y lo guardó hasta que, seco ya, perdió el blanco puro de su color, tornándose marrón claro, como el mimbre del silloncito vacío.

Todavía está en un estuche de cristal protegiendo un recuerdo querido, como se custodia tiernamente el respeto y la amistad.

sábado, 24 de agosto de 2013

HILOS DE PLATA





HILOS DE PLATA

Me abraza con hilos de plata tejiendo en el vacío que la ausencia deja, la tela que me abriga.
Entregada a ella, la tibieza invade de sur a norte el interior roto y helado.
Susurros van soldando pieza por pieza y mi cuerpo desierto inicia su forestación.
Nuevo dedo, rama noble; luego otro mis brazos, ramal frondoso. Se abren y cierran.
Recrear el movimiento al son de la corriente afectiva, alargarlos hasta llegar a tu gloria.
Un pimpollo emerge  en la terminal de mi cara, y la boca estalla primavera gozosa.
Ojos brillantes juegan con tu mirada, mis piernas, raíces que estallan, se desentierran y corren forjando  mañanas.
Mañanas sin búsquedas innecesarias, solo el sentir crecer desde las entrañas el amor que teje con hilos de plata.


MÁS QUE MUERTE





MÁS QUE MUERTE

Cuando la mañana sea solo recuerdo de creciente devastadora y el cielo, despeje nubes y brille botón dorado en las alturas.
Cuando la nada pueda, todo quede y borre cenizas de olvidos y remembranzas, paralela correrá la sonrisa acompañando etérea, tu cansancio.
Ayeres lúgubres mezclados con claridades amorfas.  Ayeres opacados por desventuras amargas, combinados por trazos luminosos.
Sordos y oyentes, mudos y parlanchines, paralíticos y andantes, se confunden en el mundo sin saber que se contrarrestan. Risas y llantos envuelven el espacio y tu voz prevalece entre tantas.
Agoniza la nada como el recuerdo que se disimula tras una carcajada, baja la marea y la mañana queda relegada a una noche estrellada.
Vida saltos y caídas.
Vida … más que  Muerte

DECISIÓN








DECISIÓN

La boca se cierra en el preciso instante en que la palabra quiere salir precipitadamente de entre los labios, casi ahogada por el silencio.
Encerrada; queda jugueteando con la lengua aguardando a Decisión, para  que abra  la boca nuevamente.

viernes, 16 de agosto de 2013

FUTURO




FUTURO

No vivo el hoy.
No vivo el hoy como si fuese el último día de mi vida.
Vivo cada día con la proyección de un mañana mejor.
No vivo el hoy, como una botella de vino bebiendo todo su líquido bordó… vivo el hoy, como una copa de vino saboreándola cada momento, cada sorbo.
Guardo siempre para mañana, otro trago, y cuando llega ese instante de disfrute  elegir el mejor sillón,  colocar la música que me agrada y volver a saborearla lentamente.
No le tengo miedo al mañana, ni al futuro, por ello proyecto al presente para el más allá. Los conflictos cotidianos los resuelvo con serenidad, es parte de la existencia, no podemos obviarlos. Recluyéndonos en un mundo ficticio, es colocar una venda en nuestros ojos. Salir a la lucha, mezclarnos con el ruido de las calles, llenarnos de sonidos, de luces, gritos, empaparnos del movimiento civilizado, negarlos es retroceder.
Aprendí,  lo que la vida me enseñó muy bien, que el mañana es mejor. Que el día presente tiene esa magia ínfima, que se convierte en pasado en un suspiro. Que lo precipitado se convierte en afabilidad, si así lo deseamos.  
Hoy es un segundo, siempre somos un mañana por vivir, no derrochemos en un solo soplo todo lo que podemos dar.
El ahora es calculador, matemático egoísta y frío, el hoy se aprecia en calma observando sus matices.  Mañana, con lo vivido, le podemos dar otras tonalidades, para quitarle el rotulo de mediocre o rutinario.
El día de hoy es cambiante,  desierto tórrido, o cordón montañoso transitémoslo  con la mejor predisposición, para continuar el largo camino al futuro.
No vivo el momento, lo gozo o lo sufro en un todo diario, me espera un pronto que se, será mejor.
La vida es río fresco y claro que va hacia un horizonte, no laguna estancada de olor nauseabundo.




jueves, 15 de agosto de 2013

EL CUARTITO DEL FONDO






EL CUARTITO DEL FONDO

Juan camina lentamente hacia la puerta del cuartito del fondo de la casa.
Ese cuartito donde se guardan todas aquellas cosas que no se utilizan, según la estación de año que corresponda. En verano, el calefactor eléctrico se reserva hasta el próximo invierno en una caja marrón, pegada con cinta de empapelar para que sirva un año más, las bolsas con las frazadas lavadas de gruesa lana a cuadros rojos y grises desteñidos se acomodan en un armario, los cortinados pesados se envuelven en papel con ramitas de flores de lavanda, las alfombras y cubrecamas de terciopelo, esperarán su tiempo de uso. En invierno, la reposera de caño azul desgastado por el tiempo, las cajas con ropa fresca, la sombrilla a cuadros, la paleta de plástico y red para sacar los inocentes bichos que han caído imprudentemente en la pileta de natación.
Todo lo útil, pero inutilizable esta ahí, en el cuartito del fondo.
Hoy algo le llamaba la atención, ruidos, gemidos, voces.
Ruidos extraños.
Su cabeza comenzó a dar vueltas y su imaginación voló por los rincones de las posibilidades.
Gemidos, gemidos que solamente ella lanza, en noches de pasión.
Ruidos, voces. Alguien está con ella en ese cuarto. Le habla sensual, la provoca, le pide más. Y más.
Ella ríe alegre, jadea, con respiración entrecortada, le pregunta si lo hace bien, si le gusta. Y ríen nuevamente.
Juan esta seguro, ella lo engaña.
Camina sigilosamente hasta la puerta del cuartito del fondo. Cada paso que da, se van aclarando más las palabras que oye. Por su frente comienza a caer una gota de sudor, tiemblan sus manos, en sus ojos se presenta la imagen de ella, desnuda, entregada a esa
voz que él no puede definir de quién es.
Llega hasta la puerta del cuartito del fondo, su mano toma el picaporte, y lentamente lo baja.
Las voces siguen su ritmo, no perciben el descubrimiento de la traición.
Los cuerpos continúan cadenciosos los movimientos sensuales, lo indescriptible estará frente a sus ojos en unos segundos.
Su corazón comienza a latir fuerte, siente el dolor en su pecho, en sus sienes, siente que se ahoga.
Y la voz de aquél que le pide a ella más, que se entregue con más fuerza, con más pasión.
La traición.
La traición se descubrirá frene a su mirada.
¿Que hará ella?, ¿que excusa le dará cuando él esté frente a los dos?
En el armario se encuentra guardada la carabina, los matará sin piedad, como ellos no tuvieron misericordia por él.
Toma de la caja azul las doradas balas y llena el cargador. Lo ubica en su lugar, y camina seguro.
Ya nada le importa.
Perdió en el amor.
Abre la puerta.
Ella se sorprende.
A su lado un extraño.
Sus ojos rojos por la furia, ven entre la niebla del odio y el dolor los cuerpos juntos.
María, con respiración entrecortada por el esfuerzo lo saluda, mientras hace infructuosos movimientos para poder levantar unas pesas, mira al desconocido le pregunta si lo hace bien, el profesor de gimnasia le pide que ponga más pasión, mas entrega.
Juan cierra lentamente la puerta del cuartito del fondo. Y cae al suelo pesadamente.
Su desconfianza terminó.



SUPREMO








SUPREMO

Quizás el horizonte no marque el límite del amor, quizás marque el límite de la tolerancia mutua.
Ayer, el amanecer se marcaba imponente en mi corazón….mi corazón latente, apasionado. Y juré amar hasta lo imposible.
Imposible fue seguir amando lo imposible, lo que no se puede amar cuando se niega a recibir amor.
Amor que dura lo que dura una burbuja en el agua.
Y el agua cae de mis mejillas, agua salada… transparente, silenciosa.
Silenciosa estoy esperando…  tu permaneces ahí… …  la laguna que nos separa se evapora lentamente… nos juntamos…y llueve, crece nuevamente la laguna…..el columpio de la vida.
Vida geométrica, cuadrado perfecto, imperfecta pareja despareja…se unen vértices opuestos…unidos con lados opuestos….lo opuesto reina ante lo imposible…y es en ese momento sublime que nuestros ojos se funden y la química hace su fusión perfecta…explotan los neutrones y nadie ve el experimento terminado…
Solo la noche…cuatro paredes… dos cuerpos…. Exaltación… Y los ojos del Supremo miran hacia otro lado….

Amantes.

ENSUEÑO








ENSUEÑO



Volverás a mí, en calidad de sueño
Una noche azul, perfume almizcleño
embriagará tu voz a mis oídos sin dueño
y veré la mañana coloreada de ensueño

por caminos sombríos se va  mi alegría
en cada amanecer sin tu compañía
la tristeza alejo esperando la noche fría
que entre sopores traerá tu imagen bravía.

Volverás a mí, en calidad de sueño

Me sobresalta el ruido de un trueno. La tormenta se avecina, el viento hace temblar los árboles y se lleva consigo mi inspiración.
Saltan las letras del papel, danzan ante mis mejillas, una lluvia tenue comienza a caer como mis lágrimas.
Volverás a mí en calidad de sueño…pero estoy despierta, y la noche es negra y el perfume que me invade huele a humedad.
Un silencio aterrador parte el ambiente, y tras la puerta del dormitorio, el amor ignora mi presencia.
Miro el teclado de la computadora, las letras se mezclan y solas comienzan a subir y bajar se marcan en la pantalla, como un mensaje sobrenatural, leo… ve hacia la ventana.
Me asombro pero de un salto me pongo de pie y camino hacia el ventanal que da al amplio patio del fondo de casa.
El árbol se mece por el viento, las gotas de lluvia caen finamente y entre esa llovizna percibo una sombra que se mueve. Un frío cortante entra por mi cabeza y sale por mis pies.
El miedo se va apoderando de mí, cuando veo que la mano de ese extraño se levanta y saluda. El viento abre las ventanas me embriaga un perfume almizcleño que invade el ambiente y me marea. Corre hacia mí, y yo sin temor me dejo abrazar por esa figura bravía que me toma por sorpresa. Su voz susurra cerca de mi oído. El viento se aquieta, la lluvia fue hacia otros lugares, se asoma el sol.
Una mañana me espera tan gris como el cruel invierno, y por más que quiero, de nada me sirve vivir entre sueños.






CINCO DE LA TARDE





CINCO DE LA TARDE


Son las cinco de la tarde, Irene, sentada en el banco alto de la cocina, revuelve con la cuchara de madera muy lentamente el dulce de leche y el chocolate amargo derretido, colocados en un bol enlozado amarillo claro. Los aromas amables se confunden en el ambiente, suena muy por lo bajo una canción, ella la repite como hipnotizada.
Son las cinco de la tarde, se oye el sonido lejano de un auto que se acerca, frena con un silbido similar a una larga repetición de íes. Irene deja todo lo que tiene en sus manos y corre apresurada en puntas de pie hacia la ventana. Solo tiene unos pocos segundos para verlo.
Baja del auto, guardapolvo corto blanco, en su mano el maletín negro, sobresale de un bolsillo, como al descuido, el estetoscopio, paso ligero, su mirada sigue los mosaicos grises, algunos rotos de la vereda, abre el portón de madera, toca el timbre. Se abre la puerta, entra.
Irene no ha perdido un solo movimiento, sus ojos no pestañearon ni un instante desde el mágico momento en que el auto estacionó frente a su casa.
¿Cuántas cinco de la tarde habrán pasado desde entonces?
Nunca las contó.
Son las cinco de la tarde, una ambulancia blanca con vidrios esmerilados y una cruz azul para frente a su casa. María llora, mientras dos señores vestidos de riguroso mameluco gris, llevan uno en cada extremo de la camilla el cuerpo de Fermín tapado con una gruesa frazada de lanilla marrón.
Son las cinco de la tarde, Irene mira por la ventana. Cinco y diez, cinco y media. Seis de la tarde.
Irene espera en vano. Ya no viene el auto ni baja de él nadie con guardapolvo blanco, maletín negro y paso ligero.

Fermín falleció. 

lunes, 12 de agosto de 2013

EL SENDERO






El Sendero



Sostenida por la telaraña azul, estoy atrapada en la esquina de mis días despoblados de ti.

Entre la pared y el marco de la ventana pintado de blanco con cortinas a rayas verdes y amarillas, lucho con la araña que me atrapó.

Imposible.

Lo esquivo y sigo recordándote.

Y la araña sigue tejiendo su tibia tela, envolviendo con hilos pegajosos mis manos para impedir liberarme.

Un viento del norte cálido se filtra por una minúscula grieta entre la abertura y la pared secando los hilos, resquebrajándolos... el viento es cada vez más fuerte, como más fuerte es mi deseo de ser libre y estar a tu lado.

Lucha la araña por sostenerse y seguir su tarea absurda de adueñarse de mí.

Y el aire... ese aire que entra por mi nariz llena todas mis células... y mi boca... mi boca se abre para llamarte...

Libre, camino por el sendero pedregoso que me acercará a tus brazos.

viernes, 9 de agosto de 2013

POBRE COBARDE








POBRE COBARDE

Caen como copos lacerantes las lágrimas rojas de ausencia.
Mi felicidad está allá... Lejana y sombría... Perdida entre negros y grises.
El grito de dolor enterrado, mi voz se ha quedado sin sonidos de tanto aullar tu nombre como lobo en celo. No me has oído, mis palabras pasaron como viento entre los finos pétalos del Jacarandá.
Y te llamé y me ignoraste.
Y te busqué y huiste tras los montes vírgenes de pinos azules y verdes.
No te encontré.
Mi mirada buscaba tras las hojas finas, las piñas golpeaban mi cabeza cuando caían, avisándome de tu presencia.
Y no te encontré.
Te escabulliste cual animal en acecho, temiste enamorarte… pobre cobarde.
Pobre cobarde, negarse al amor.
Miro el cielo, gris plomo, los azules se fueron tras otras brisas. No has querido atrapar mis sueños de gorrión y canto de sirena. No comprendiste que a gritos pedía una mano tuya entre las mías.
No me descubriste, porque no me buscaste. Ignoraste mi amor adolescente, mis labios florecidos, mi cuerpo de arena desértica, mis piernas enredaderas verdes, mis brazos de luna envolvente.
Caen como copos lacerantes mis lágrimas.

No me has querido amar.

domingo, 4 de agosto de 2013

MICROCUENTO





MICROCUENTO

Vano intento, la vida sigue incrustada en él. Se sacude de mil maneras.

Inútilmente. Fue la última bala.


Fue muriendo de a pedacitos, sin darse cuenta.
Un día dejó de soñar, otro de sonreír.
Se cansó de las palabras y no habló más.

Colocó cerrojo a las emociones y se recostó.

CORAJE



CORAJE

En la fértil  tierra y en lo profundo la semilla duerme.
Extraviada en mis miedos, regué con lágrimas el suelo y lenta muy lentamente germinó el coraje.

jueves, 1 de agosto de 2013

EQUILIBRISTA




EQUILIBRISTA

Suena fuerte rítmica la música, las manos siguen el compás, los niños miran con caras regordetas por la sonrisa, las madres  con ojos desmesuradamente abiertos, los padres escépticos deseosos de un desenlace inesperado, todos hacia la misma dirección ,esa que marca la luz, hacia arriba, y el hilo tenso. Sube rápidamente el equilibrista hacia su destino la cuerda, esa que lo sostendrá por unos instantes.  Tres pasos y está en el parador final. Respira profundamente, hace calor, su frente se llena de gotas sudorosas, toma la barra, dos pasos solamente una gota corre por su mejilla. Un paso y se lanza hacia el vacío que solo lo une a la vida una delgada línea, fija la mirada hacia el frente, la luz  lo hostiga, el tamboril retumba en sus oídos, siente una excitación irrefrenable, las gotas siguen su curso, nublan su vista, una exclamación ensordecedora inunda la carpa, cinco pasos y el final, está en el centro de su vida, al descuido observa la  nada  tiembla su cuerpo, las imágenes desaparecen se estremece una ráfaga cruza por su mente desbordan las excusas nunca arrepentirse jamás retroceder, desaparece el resplandor, alaridos, oscuridad, lamentos.
Vacío.
Libre de todo.
Autónomo espontáneo.
Vacante de padecimientos…

La red lo abraza.

Ella lo salva.