Fluyen las palabras como lava del volcán

martes, 30 de julio de 2013

JUAN Y SU CEGUERA





JUAN Y SU CEGUERA


“NO EXISTE LA FELICIDAD QUE VIENE DE AFUERA, TIENES QUE ENCONTRARLA EN TI MISMO” Beethoven

Juan dialoga con eminentes filósofos de la Universidad, analiza con psicólogos, y quiere elevarse con los mejores maestros espirituales, pero si no abre su mente y no tiene voluntad de ver;  todo experimento es vano.
Seguirá deambulando, buscando y “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”  y más aquel que no ve sus propios errores y desaciertos.
Juan seguirá visitando jardines,  libando flor tras flor, como un picaflor, saboreando sólo lo que le conviene y hundiéndose sin darse cuenta, en su propio egocentrismo.
Mientras las horas  van pasando, con ellas la vida de Juan y  sigue rodeado de frases que endulzan momentáneamente, que no sabe comprenderlas. Camina sin saber qué está pisando ni dónde le lleva el camino que nuevamente cambió.
En ese andar estrepitoso  e introspectivo a la vez pierde los verdaderos afectos, y se queda solo rodeado de aduladores de la misma corriente indecisa. Enfatizando palabras redundantes, y Juan gira en una felicidad propia  ficticia que no abarca más que a él mismo, cuando en su interior continúa perdido.

Siempre hay tiempo para reaccionar, pero no siempre, porque Juan no sabe a que hora le golpeará la muerte la puerta, mientras él siga buscando lo que no quiere ver.

lunes, 29 de julio de 2013

PASOS




PASOS

Los pasos inciertos, la vista borrosa y la lenta agonía de la frialdad.
Brisa insolente penetra venciendo la lana que resguarda mi piel. El viento sinvergüenza desoye mis ruegos, se ríe de mis insultos. Me presume helando mi nariz roja, y mis ojos llorosos. Una fina escarcha se va quebrando bajo mis pies y no hablan las gotas de la canilla, que firmes aguardan un tibio rayo de sol, para volver a saltar sobre el césped y diluirse en la tierra. Sin contemplación el invierno avanza, la serenidad gana las calles vacías, infortunio de  árboles, pájaros, hombres a la intemperie.
Pasos atrás lo observa otoño, él no es tan cruel, solo desnuda a los árboles, sabiendo que las hojas prefieren jugar a la mancha venenosa coloreadas  de marrón dorado, antes que quedarse inmóviles en las ramas.
Más adelante ella. Bella, perfumada, de andar melodioso aguarda paciente. Ella no pregunta, ella no cuestiona.  Con sonrisa maliciosamente dulce  aquieta  su tiempo de florescencia, de aromas, de desvarío y amoríos a la vuelta de cada reja reverdecida.   Primavera que cicatrizará las heridas invernales.
Siguen los pasos inciertos, transitando minuto a minuto el ocaso de la frialdad.


jueves, 25 de julio de 2013

CAUDALOSO RÍO









CAUDALOSO RÍO

Construyo una muralla y cual represa me lleno.
No soy vertiente, soy caudaloso río que choca contra esa piedra cruzada en mi camino. Seria, fría, casi distante.
Decidida voy por ella. La enfrento con un abrazo sorpresivo (o lo espera?)
Resuelta voy hacia su desconfianza ( o temor?)
Implosión  de  deseo (reprimido?)
Atrapa mi boca desprevenida. (o expectante?)
En oasis nos confundimos.

Equilibrado declive hacia un mismo cauce. 

martes, 23 de julio de 2013

JUAN Y EL MAÑANA





JUAN Y EL MAÑANA.

Juan salió de la librería con dos cajas. Una tenía gomas de borrar, la otra lápices negros.
Llegó a su casa, entró, cerró la puerta, se paró frente al espejo y comenzó a  borrar la imagen que reflejaba.
Imposible.
Se dio vuelta y con manotazos alocados intentó borrar  el espacio  que lo rodeaba.
Imposible.
Furioso tomó la caja de lápices y los rompía demencialmente.
Inútilmente.
El pasado no se borra, ni se niega. Es el bagaje de vivencias que forman nuestra vida.
El hoy no se borra. Cada segundo es un después.
El futuro es inevitable, se escribe, se bosqueja, quien no lo acepta rehuye de las responsabilidades.
La vida es pasado, presente y futuro.
Si Juan niega uno de esos momentos de la existencia está impidiendo realizarse como persona.
Juan  solo vive en un hoy, sin un mañana…y  quien vive alocadamente se elude a si mismo.
Todos los días son días nuevos para proyectar con las experiencias del día anterior.
Juan abre la ventana, se sienta y mira el paisaje.
Juan se tapa la cara con las manos, llora. Descarga su deprimido corazón.

Juan le tiene miedo al futuro.

lunes, 22 de julio de 2013

CUENTA CERRADA





CUENTA CERRADA

Sentada mirando mis manos. En una, una tarjeta de crédito, en la otra un resumen de cuentas. Al frente de esta plaza en donde estoy sentada, el Banco.
Y me dijeron que no. Y no hubo forma de revertir la situación. Mi crédito se acabó en el momento en que emití un cheque por valor a mil besos de amor. Pasé el límite del crédito, y mi saldo quedó en rojo, no lo pueden cubrir.
El mismo rojo pasional que vive mi corazón, por tu amor.
Pedí hablar con el Gerente, y él me explicó que es así, que en la vida hay que cuidar los ahorros, y cuando no hay garantías de devolución corremos el riesgo de quedar en la ruina, y quebrar los sentimientos.
Y miro mis manos. Y te recuerdo. Y no hubo garantías, y derroché amor. Y no obtuve respuestas de tu parte.
Pienso que puedo pedir un préstamo, a diez años… los intereses son altos, pero quizás… tus ojos me miren diferentes. Y al nacer tu amor por mi, pueda cubrir  mi caja de ahorro con caricias, besos, halagos, y pueda devolverlo antes de la fecha pactada….
O… mejor…. Si envolvieras con tus brazos mi cuerpo azul de ausencias, me convertiría en una caja de seguridad, llena de brillantes sueños cumplidos, de acciones cotizadas en la Bolsa de Cariño… invertiría en  proyectos felices, ilusiones bursátiles, y  canjearía futuros y opciones a largo plazo de felicidad, por esta angustia que siento hoy.
También… si me amaras, en algún momento de tu vida, sería millonaria de felicidad, no pagaría más  el Monotributo al Desamor, y pasaría a Ganancias del Corazón…ya se que es más oneroso ese impuesto, pero mi rostro reflejaría una sonrisa que en estos últimos años la he  guardado en el baúl y no la he sacado, ni para colocarla en Plazo Fijo. Algún bicho se la puede comer… pero mi tristeza no da para verla.
El Gerente del Banco me miró, sus ojos grises, despidieron una luz de desolación. Movió su cabeza de un lado al otro, dos veces. Colocó su mano en mi hombro, en ese momento, sentí que me comprendía… él también había caído en  bancarrota.
Sentada en el banco de esta plaza, mirando mis manos, en una la tarjeta de crédito, en la otra, el resumen de cuenta, al frente quedó mi amor.




PALABRAS




PALABRAS

Y las palabras quedan aguardando en la comisura de mis labios, tiempos mansos de brisas suaves, que dejen atrapados entre nuestros cuerpos el amor.
Mi voz no te habla… hoy habla mi cuerpo con su desnudez.
Se desvanece en la leve caricia de tus ojos, musgo del norte.
Y la boca saborea mis salientes deseosas de ti entre peñascos de ilusiones.
No tengo prisa… te aguardaré… en otros cauces penetraran  tus vertientes en este otoño… y los amaneceres se desperezaran con sombras…
Mi desierto aguardará la creciente de tu amor.
Nubarrones de pasión inundarán las orillas, y tu oleaje llegará a mí.
La noche apagará los resplandores…el horizonte se irá perdiendo, en ese breve instante tu boca abrirá mis labios, tus manos caminarán en mi piel.
Moriremos y renaceremos…

Y los sentidos, enardecidos potros salvajes sellarán el tiempo de la espera. Y nos sobrarán las palabras…

RESPUESTA





RESPUESTA

Estoy parada frente a ella y sin miramientos le pregunto por qué?... Si si… por qué?... y ella, muy altanera me mira de reojo y no me contesta.
Cuatro paredes me envuelven en silencios sepulcrales y ese abrazo que se diluye en la niebla de otoño. Y yo sin respuestas.
Camino dos pasos hacia delante y ella, sabia, retrocede.
Respiro profundo, pienso que quizás se apiadó de mí.
Pero no.
Casi sin notarlo embiste nuevamente y caigo sin ruido al hueco profundo del dolor.
Traición.
Sacudo mis ropas manchadas con tristezas y un poco de desesperación. Me pongo de pie y enfrento nuevamente ese volumen invisible de nada. No me doy por vencida, y ella lo sabe.
Por qué? Resuena en la dimensión mayor entre el tiempo y el espacio, y me mira con ese aire de esplendor.
Sus ojos, azules amaneceres, brillan… su boca, noches de pasión, marcan una sonrisa.
Mueve sus pies ligeros hacia mí, siento su perfume, jazmín y clavel, una corriente suave recorre mi cuerpo envolviéndolo.
Por qué? Me aventuro a cuestionarle sin temor. Y entre brumas somnolientas, un susurro etéreo se percibe y su respuesta se hace presente…
Porque soy LA VIDA….


jueves, 18 de julio de 2013

ANA Y LA CULPA





ANA Y LA CULPA

Ana  busca en la pared de ladrillos irregulares, quemados algunos, el timbre.
Anochece y sigue parada sin encontrarlo, otra noche más sin conciliar el sueño.
La culpa baila enloquecida de alegría en el cuerpo de Ana. No es culpa de la culpa, la culpa es de Ana que la dejó entrar cuando otro no quiso asumir responsabilidades  y se deshizo de ella, y la tiró, como quien tira una flor, una rosa con espina. Y la mano de Ana se estiró y la tomó.
La despierta en las madrugadas, sin previo aviso, o cuando camina por las calles arboladas de su pueblo. Ana mira a las personas con quien se cruza para ver en sus rostros si se dan cuenta que lleva la culpa encima.
A comienzo no sintió ningún dolor, ni molestia, sólo el sentido de asumir lo que realmente no le correspondía, pero después con el paso del tiempo  algo comenzó a corroer dentro de ella.
La culpa es inteligente, se introduce primero en el corazón de Ana, que se le oprime cuando ve un niño descalzo y ella con zapatos, y piensa que ya no se comprará zapatos. Después pasa a su estómago, que se cierra cuando pasan imágenes de gente pobre revolviendo tachos de desperdicios, buscando sobras que se han tirado, y comienza a comer menos. La culpa  se le instaló en su consciencia y se reprocha cada cosa que hace mal, o se equivoca al tomar una determinación. Cuando llega tarde o no puede ir a algún lugar.
Ana se fue encerrando. Cerrando cada día más, hasta que en su pecho casi no le entraba el aire, y en ese último intento de inhalar sintió, un aroma diferente, y casi arrastrándose fue hacia esa pared de ladrillos irregulares, quemados algunos y comenzó a tantear, hasta llegar al timbre. Lo encontró  apretó fuerte y sonó. Primero se sobresaltó, al segundo volvió a apretar ese botoncito negro y una voz inundo el ambiente, esa voz que salía de su interior  le decía que matizara su vida con colores. Que nada era  blanco o negro, y muchas culpas tomadas, no eran suyas. El tercer timbre que resonó fue con dos letras que se estamparon en la pared, iluminaron su cielo, dos letras mayúsculas que formaron una palabra que ella  la repitió, primero muy despacio, con miedo por lo que podía suceder. Como nada cambió la dijo más fuerte, una vez, dos veces, tres veces…. n o… NO…NOO…NOOO… y el aire le entró a borbotones en sus pulmones, y se colorearon sus mejillas de un rosa tenue, y una sonrisa… una sonrisa  sublime se apoderó de su cara. Y la culpa salió expulsada como una bala de cañón.

Ana hoy reparte responsabilidades y si algo no puede solucionar cierra la puerta para que no vuelva a entrar la culpa. 

lunes, 15 de julio de 2013

GOMA DE BORRAR






GOMA DE BORRAR

Solo quiso escribirle horizontalmente, cuando ella no tenía planeado ningún viaje hacia el poniente.
Él le trazó una noche dibujos en el aire, fugaces proyectos lineales que borró al instante, invadido por el recuerdo angustioso de verse como una obra de arte desprestigiada.
Ella le trazó en una noche un camino llano, sin  pasados que tropiecen sus pasos, un jardín calmo,  sin muchos altibajos y diálogo.
Él volvió a querer escribir palabras en  su espalda, con besos mudables, y caricias banales.
Ella insinuó deambular por otras sendas no mundanas, cambiar estaciones matizando etapas con colores diferentes.

Él dibujado en papel de diario… tomó una goma y se borró. 

domingo, 14 de julio de 2013

JUAN Y LA NADA




JUAN Y LA NADA

Juan tiene una casa bordeada de rosales, una enredadera con hojas verde oscuro se retuercen en la reja tratando de asfixiarla inútilmente, un auto y dos perros marrones raza PERRO!!
Juan tiene un trabajo muy tranquilo. Bajar carpetas archivadas para buscar expedientes que le solicitan los abogados. Se levanta todas las mañanas, se baña, afeita,  se coloca la crema protectora en sus manos,  y se viste. Su mirada celeste, celeste nostalgia la que despiden. Sus labios carnosos se aferran uno a uno para no lanzar el grito que lleva dentro.
Sale lentamente, casi encorvada su espalda. Le pesan las amarguras, casi tanto como el portafolio que sostiene su mano izquierda.
Se sienta en el bar, toma el diario, abre la sección política, se esperan cortes de ruta… paro de transporte de media y larga distancia… Un sobrecito de azúcar será suficiente para la taza de café, y con esa medialuna estará desayunado. Los minutos contados para llegar a la parada de colectivos…. No hay colectivos hoy…. Vuelve a su casa…saca el auto de la cochera…llegará mas temprano al trabajo.
Celeste nostalgia despiden sus ojos.
Estaciona en el reservado, tuvo suerte, todos han venido con sus autos. El edificio, imponente gris  de puertas giratorias lo atrapa, lo gira y absorbe hasta su recinto iluminado por tubos fluorescentes. Resaltan plateados sus cabellos grises.
Juan, empleado público.
Juan huele a perfume Avon, que se mezcla con olor a humedad y encierro. Descuelga el guardapolvo azul y se lo coloca, abrocha uno a uno los botones azul oscuro. Sus manos irritadas y lastimadas por el polvillo de los carpetones viejos piden a gritos guantes para ser protegidas pero no hay presupuesto para guantes.
Pasan los minutos en una sucesión de movimientos subir la escalerita, mirar la fecha tomar la caja, bajar, buscar la carpeta, entregar el expediente, subir la escalera guardar la caja en su respectivo lugar. Todos los días, todas las semanas, doce meses, salvo feriados, paros o las vacaciones.
Celeste nostalgia despiden sus ojos.
Son las seis de la tarde, mira el folleto de turismo que le entregó el delegado del sindicato, lo dobla en cuatro y coloca en el bolsillo derecho de su pantalón de jean, en una hora y media llegará  a su casa. Guardará el auto en la cochera. Los perros le moverán la cola. Abrirá la puerta y la nada lo recibirá como siempre.
Celeste nostalgia despiden sus ojos celestes.
La nada lo envuelve, lo lleva hasta su dormitorio le cierra los ojos con un beso y le hace el amor.



DESEO





DESEO

Si pienso lo que piensas y acierto el pensamiento, ya no será tu pensamiento ni el mío, solo será un solo pensamiento entre el espacio finito de tu cuerpo con el mío.
Que no se iguala tu cuerpo con el mío, el tuyo  monte hercúleo, el mío playa soleada,  tus manos  barroca frescura, las mías atrevida desenvoltura. Me miran tus ojos tu boca me apresa, me retienen tus brazos los míos se aquietan.
Si pienso lo que piensas y acierto el pensamiento, ya no será tu pensamiento ni el mío, solo será un solo pensamiento entre el espacio finito de tu cuerpo con el mío. Deseo.


miércoles, 10 de julio de 2013

UN MAÑANA







UN MAÑANA

Colocó el pantalón azul gastado dentro de la bolsa grande, negra, que su vecina, la de al lado, le dio. La había tomado rápidamente sin levantar la vista. Tenía una tristeza honda y sus ojos delataban con su brillo la angustia del mañana.  
Nada más por hacer, ya no existía nada del ayer, su futuro era incierto.
Caminó despacio, para retrasar la partida, quería y no, mirar atrás, el dolor era agudo y las ganas punzaban el pecho, de reojo, solo de reojo miraría por última vez.  Un segundo, una ráfaga, un suspiro una lágrima.
Apretó una de las bolsas en su pecho, la otra la llevaba en su mano, nudillos rojos por la presión,  el suelo se le nublaba, y cada paso mojaba la tierra.
Llegó hasta las afueras, le habían trazado la ruta, la casona sin techo, y una puerta que al tocarla fuerte se le soltaba una bisagra, ya le habían alertado. Entró, a la izquierda un armario, a la derecha un marco de madera que comunicaba a una habitación con colchones carcomidos por vaya uno a saber que alimaña. Al frente un baño sin espejo, sin pileta, con un inodoro preciosamente pintado de azul, roto. Zapatos tirados, unos clavos grandes hacían de perchero, un viejo almanaque había quedado detenido en el año 1980. En el centro restos cenicientos de algo quemado, ramas quizás, unos hierros haciendo de parrilla. Sobre ella una vieja pava renegrida, cuatro tazones enlozados, una cacerola de aluminio casi abatida por el fuego.
Acomodó sus ropas en un cajón que encontró vacío, colocó en el piso sucio de tierra y desperdicios, unos cartones y su manta. Y se sentó, y lloró.
Cincuenta y nueve años tenía, un gran proyecto de vida, y de pronto, se quedó sin nada. Sus amigos, sus amigos se alejaron lentamente, al verlo desamparado, fue a los Bancos a pedir ayuda para recomenzar, pero no tenía solvencia económica, le respondieron y se la negaron. Y lentamente vio como el  esfuerzo de años se derrumbaba.
Se recuesta en el piso, se tapa con una manta,  ve llegar a sus nuevos compañeros de vida, los cartoneros.
Cierra los ojos.
Desamparo
Intemperie.



lunes, 8 de julio de 2013

JUAN Y LA ESCALERA




JUAN Y LA ESCALERA

Juan se detiene antes de cruzar la calle, el semáforo le impide seguir. Mira el reloj en su muñeca, malla negra de cuero y esfera plateada.  Luz  verde,  sigue…
Luz verde, luz amarilla luz roja. Limites diarios que nos hacen detener,  prestar atención o seguir seguros.  Son las luces las que delimitan nuestros deseos y realizaciones  piensa Juan, mientras sube los escalones porque el ascensor no funciona.
Tres pisos hacia arriba, vivimos encarcelados libremente entre conceptos  honestos, decentes, mientras los deseos fuera de esos términos son contenidos.  Domados como potros a gusto de la sociedad. Faltan dos pisos más, sigue pensando Juan.
Hace calor en ese caracol  escalonado, es la serpiente el inocente  deseo o son los ángeles los demonios que  maliciosamente   clavan las flechas de lo censurado, ilegal o contraindicado. Si los conceptos fuesen cambiados y al orden llamaríamos caos,  la vergüenza de la desnudez sería admiración de formas, y las ropas velos imprudentes. Cuatro escalones más el descanso piensa Juan.
Ultimo piso, y llega a su oficina. El bien y el mal, si -  no, blanco -  negro, delimitan,  quién más que nosotros y nuestras estimaciones prenden el semáforo, alertan los sentidos, la lógica trayectoria desde la infancia nos guiña y hace sonar la sirena de la atención. Permitirnos arco iris, romper con un trueno y partir el cielo, dividir el celeste con la negra noche y concedernos  ver estrellas sin por ellos nos demanden por transgresores. Juan abre la puerta.
Juan abre la puerta a sus deseos. Vence al qué dirán.


viernes, 5 de julio de 2013

SEQUÍA OBSOLETA


SEQUÍA OBSOLETA

Se despereza mi cuerpo entre sábanas de olvido.
Sequía obsoleta.
Abrazo matinal amanecer rojo fuego en un horizonte llano.
Ausencia vencida y la sombra consentida se refugia detrás del ruido presagiando compañía temporal.
Silencio mis pensamientos con un grito, y ella, la caricia reblandece mis hierros y el herrumbre se volatiliza. Dulce boca, atrapa el amargo olvido, muerde y traga. La llave cae, la puerta se abre el sonido invade las manos se confunden el aire se torna azul, cae el limite entra el acuerdo macera lágrimas en sudores susurro en pedidos, y tus brazos, tus brazos
Remanso ...



miércoles, 3 de julio de 2013

EL LEÓN




EL LEÓN

La vio, pensando que era indefensa, se fue acercando lentamente. Agazapado, casi arrastrándose caminaba con sus ojos fijos hacia ella. Aroma a inocencia, de su cuerpo emanaba y el viento se llevaba hacia su nariz. Olfato de león en celo lo percibió. Paso a paso sigiloso, disimulado entre la multitud  y la jungla de ladrillos y cemento. Ella distraída entre los colores deslumbrantes de tiendas y luces consumistas, absorta, libre de pensar en riesgos  periféricos y medianamente lejanos a su vista. Ilusa, pensó, fantasiosa mujer romántica, utópica risueña de cuerpo solitario sin otra sombra que la acompañe. Llenó su pecho de orgullo imaginando a su presa rodeada por sus brazos y su boca lamiendo su piel, devorándola gustoso, agitado. La pensó entre sus manos, la dibujó en el aire, la diluyó en deseos profundos. Y hacia su figura se encamino más resuelto que nunca. Sería  solamente de él, entretenimiento de cuerpo sin emoción.  Se precipitó leve, ingenioso y ella lo miró. El tiempo se disgregó en minutos efímeros que recogieron miradas, aromas, fuerza y delicadeza, hombría y femineidad. El espacio se tornó absoluto, y la nulidad se retiró sin preámbulos. La fuerza animal ganó la batalla, pensó, la dama sumisa reposará entre mis sábanas.  
La noche dialogó con la madrugada cuando vio a un hombre sentado en un banco de plaza malherido sufriendo por la presa quimérica que enamoró a su corazón y se fugó.


lunes, 1 de julio de 2013

DIARIO DE MARLENE





DIARIO DE MARLENE
                                                                                                          
Agosto de 1998             
Formas parte de mi vida, y no sé por qué estás ahí, en el justo rincón de mi desesperanza. Llegaste una mañana y yo desprevenida, te dejé entrar. Así sin darme cuenta se fue creando una telaraña entre tu vida y mi vida. ¿Será tarde para salir? ¿Y si me quedo así? Quieta, respirando lentamente. Recordando tus últimas palabras, tus gestos, tu mano entre mis manos y no pensar nada, y pensar ¿Estoy sola? No, hoy tu presencia, tu rostro imaginado se representa en cada parte de mi mente. Estar y no estar. Sentir sin tenerte a mi lado. Tengo, un hombre a mi lado. Y te tengo a ti, que te amo. Que te necesito aunque no seas totalmente mío. Que sufro cuando sufres... que río cuando ríes. Que vivo cuando tú vives. Formas parte de mi vida y no pretendo sacarte de allí. Formas parte de mi vida, y no sé por qué, aprendí a sentir la presencia de lo ausente.

 MARLENE

                                                                                                                    Septiembre de 1998
Sé que lo nuestro es locura. No somos traidores en este mundo. Somos dos personas que se aman, que se aman a destiempo. Hoy un nuevo horizonte se abre ante mis ojos, a veces una grieta de temor separa mi corazón en dos mitades; uno llama a gritos tu presencia, otro más prudente, calma este llamado. Sentimiento ambivalente que quiere y no quiere, que brota del fondo de mi alma. Sereno mis pensamientos y hechizada, camino segura junto a un duende que me guía bondadoso ¿Qué sabe la gente de soledades compartidas? ¿Qué sabe la gente de silencios? ¿Qué sabe la gente de preguntas sin respuestas? Nosotros lo sabemos. De los esfuerzos por salvar nuestros matrimonios, de las innovaciones no aceptadas para cambiar la diaria rutina, de los discursos reiterativos, obsoletos que hartan, que de tan seguidos no se oyen. Cuando se grita y ni los encajes atraen ya. Cuando la cama tiene dos profundos pozos a los costados, y no, uno grande al medio. Hoy puedo decir sin miedo a equivocarme: te doy mi tiempo tómalo y seamos felices. Tómalo, que, uniendo faltantes, nos sobrará amor.
MARLENE

                                 

 

Noviembre de 1998

 Es noche ya, y no puedo dormir.  Siento los perros ladrar a lo lejos. Cuento en voz alta los autos que pasan por la calle. Mis ojos siguen abiertos. Somos infractores. Lo tengo asumido, nuestra transgresión es negarnos así de pronto y sin analizar a vivir bajo normas de conductas artificiales, salir de lo convencional, de lo que nos enseñaron. Y despegar a un mundo real, que la mayoría lo niega, un mundo creado por falsos profetas del culto a la moral y las buenas costumbres. Amarnos sin preguntas, otorgándonos ternura, tan atrapada dentro de nuestros corazones, y entregarnos con todo y a una sola verdad, sin temerles a los demás. Somos amantes  

 MARLENE

                                                                                                                
Enero de 1999
 Hace un tiempo prologado que no nos vemos. Espero todos los días un llamado. Persigo con la mirada al cartero. Pero nada. Tu última carta llegó para Navidad. Estas de viaje con tu familia. Nosotros saldremos mañana. Me siento rara sin ti. ¿Cómo estarás, qué harás? Nos encontraremos recién a finales de mes, o principios de marzo. Falta mucho.  Falta tanto. Trato en lo posible de disimular mi tristeza. Nadie tiene que notar que mis días son felices cuando estás cerca. Tengo que fingir. Ya preparé las valijas, tú pasarás las vacaciones en el mar, nosotros vamos hacia las montañas. Nuestros corazones permanecerán juntos.

                                                                                  MARLENE

                 

                    Marzo de 1999

 Faltan pocos días para reencontrarnos. Me alegró la charla que tuvimos por teléfono, fue interminable. Tengo para ti un presente, lo compré y tuve que mentir cuando me preguntaron para quién era. No importa. Dentro de cinco días estaremos nuevamente juntos. Espero la partida de este lugar. Hermoso dicen, para mí es como todos. Calles con pendientes, caminitos bordeados de inmensos pinos, arroyos transparentes, y un sinnúmero de pájaros que cantan en las siestas tranquilas ¿Cómo será estar aquí contigo? ¿Cómo veré este paisaje con tu cuerpo cerca del mío? Hasta la vuelta mi amor.

                                                                                MARLENE

                                                                                                          Septiembre de 1999
 Han pasado ya seis terroríficos meses. Meses dolorosos, terribles.  No recuerdo mucho qué pasó, ni cómo. Solo sé, de la alegría que sentía por retornar a mi hogar. Estaba todo listo. El auto cargado con las valijas, los regalos. Todo. Partimos. Íbamos cruzando una cuesta por un camino muy sinuoso, precipicios a cada costado. Restaban pocos kilómetros para llegar hasta el pueblo, desde allí el tramo sería más tranquilo, sin pendientes. Y en un instante todo desapareció. Ahora esa nube que cubre mi cerebro y no me deja pensar que pasó. Sólo aparece la oscuridad, el dolor, el hospital. Y él que falleció, y yo sola en una habitación, y mis piernas que no quieren correr hacia ti.   Y grito, y grito. Y las lágrimas caen y mojan este papel. ¿Por qué Dios? ¿Por qué Dios mío? ¡Quiero despertar de esta pesadilla!  Que todo sea un terrible sueño. Por favor que alguien me despierte ¡Quiero caminar, me quiero despertar!

MARLENE

                                                                                                     
  Noviembre de 1999
 Hace quince días que estoy en casa, mirando por la ventana que da hacia la calle. Suena el teléfono, y no lo atiendo, sé que eres tú. El cartero deja las cartas y no las abro. Sigo mirando como camina la gente por la vereda. Mis piernas no quieren caminar. Nada es un sueño, nada es pesadilla. Mi verdad es ésta, una silla de ruedas, él sí ha fallecido, he quedado sola, sujeta a estas ruedas que me llevan donde quiero ir. Ir a ninguna parte. No quiero ir a ninguna parte. No quiero que me veas así. Quiero que me olvides ¡¡Quiero que me olvides!!
                                                                                   MARLENE
                                                                                                              Navidad de 1999
 Estaba preparando el arreglo para la mesa de Nochebuena, cuando tocaron el timbre. Y alguno de mi familia atendió. Mi cuerpo tembló cuando sentí tu voz. Mi corazón latió con fuerza al oír tus pasos dirigirse hacia donde yo estaba ¡Y no podía correr! No quería que me veas así. Te acercaste a mí, rodeaste con tus brazos mi cuerpo. Y me besaste como siempre. Como si no hubiese pasado nada. Me besaste como ayer, pero ayer es tantos meses. Parecía como  si no existiera esta silla de ruedas. Nos dejaron solos. Hablamos mucho. Te expliqué mi temor de que me contemples como a una inválida. Me acariciaste, me arrullaste, con ternura, con amor. No sentí piedad. Sentí amor. Amor verdadero. Volví a ser feliz.

                                                                               MARLENE

                                                                                                          
Año Nuevo, 2000
Las valijas están  frente a mi puerta. Tú estás al lado. Me levantas suavemente de la silla de ruedas y me sientas en tus piernas. Apoyo mi cabeza en tu hombro. Me corren las lágrimas, delicadamente las enjugas. Palabras de amor que brotan de tus labios. Desde hoy te quedarás junto a mí. Amarte para siempre. Amor desenfrenado que emergió de la nada, y nada modificará su intensidad. Ni los días, ni las noches, ni las ausencias, ni esta silla de ruedas... Hoy lo he comprendido. Hoy comenzamos una nueva vida ¡El amor es más fuerte!
                                                   MARLENE.