DIARIO DE
MARLENE
Agosto de 1998
Formas parte de
mi vida, y no sé por qué estás ahí, en el justo rincón de mi desesperanza.
Llegaste una mañana y yo desprevenida, te dejé entrar. Así sin darme cuenta se
fue creando una telaraña entre tu vida y mi vida. ¿Será tarde para salir? ¿Y si
me quedo así? Quieta, respirando lentamente. Recordando tus últimas palabras,
tus gestos, tu mano entre mis manos y no pensar nada, y pensar ¿Estoy sola? No,
hoy tu presencia, tu rostro imaginado se representa en cada parte de mi mente.
Estar y no estar. Sentir sin tenerte a mi lado. Tengo, un hombre a mi lado. Y
te tengo a ti, que te amo. Que te necesito aunque no seas totalmente mío. Que
sufro cuando sufres... que río cuando ríes. Que vivo cuando tú vives. Formas
parte de mi vida y no pretendo sacarte de allí. Formas parte de mi vida, y no
sé por qué, aprendí a sentir la presencia de lo ausente.
MARLENE
Septiembre de 1998
Sé que lo
nuestro es locura. No somos traidores en este mundo. Somos dos personas que se
aman, que se aman a destiempo. Hoy un nuevo horizonte se abre ante mis ojos, a
veces una grieta de temor separa mi corazón en dos mitades; uno llama a gritos
tu presencia, otro más prudente, calma este llamado. Sentimiento ambivalente
que quiere y no quiere, que brota del fondo de mi alma. Sereno mis pensamientos
y hechizada, camino segura junto a un duende que me guía bondadoso ¿Qué sabe la
gente de soledades compartidas? ¿Qué sabe la gente de silencios? ¿Qué sabe la
gente de preguntas sin respuestas? Nosotros lo sabemos. De los esfuerzos por
salvar nuestros matrimonios, de las innovaciones no aceptadas para cambiar la
diaria rutina, de los discursos reiterativos, obsoletos que hartan, que de tan
seguidos no se oyen. Cuando se grita y ni los encajes atraen ya. Cuando la cama
tiene dos profundos pozos a los costados, y no, uno grande al medio. Hoy puedo
decir sin miedo a equivocarme: te doy mi tiempo tómalo y seamos felices.
Tómalo, que, uniendo faltantes, nos sobrará amor.
MARLENE
Noviembre de 1998
Es noche ya, y no puedo dormir. Siento los perros ladrar a lo lejos. Cuento
en voz alta los autos que pasan por la calle. Mis ojos siguen abiertos. Somos
infractores. Lo tengo asumido, nuestra transgresión es negarnos así de pronto y
sin analizar a vivir bajo normas de conductas artificiales, salir de lo
convencional, de lo que nos enseñaron. Y despegar a un mundo real, que la
mayoría lo niega, un mundo creado por falsos profetas del culto a la moral y
las buenas costumbres. Amarnos sin preguntas, otorgándonos ternura, tan
atrapada dentro de nuestros corazones, y entregarnos con todo y a una sola
verdad, sin temerles a los demás. Somos amantes
MARLENE
Enero de 1999
Hace un tiempo prologado que no nos vemos.
Espero todos los días un llamado. Persigo con la mirada al cartero. Pero nada.
Tu última carta llegó para Navidad. Estas de viaje con tu familia. Nosotros
saldremos mañana. Me siento rara sin ti. ¿Cómo estarás, qué harás? Nos
encontraremos recién a finales de mes, o principios de marzo. Falta mucho. Falta tanto. Trato en lo posible de disimular
mi tristeza. Nadie tiene que notar que mis días son felices cuando estás cerca.
Tengo que fingir. Ya preparé las valijas, tú pasarás las vacaciones en el mar,
nosotros vamos hacia las montañas. Nuestros corazones permanecerán juntos.
MARLENE
Marzo de 1999
Faltan pocos días para reencontrarnos. Me
alegró la charla que tuvimos por teléfono, fue interminable. Tengo para ti un
presente, lo compré y tuve que mentir cuando me preguntaron para quién era. No
importa. Dentro de cinco días estaremos nuevamente juntos. Espero la partida de
este lugar. Hermoso dicen, para mí es como todos. Calles con pendientes,
caminitos bordeados de inmensos pinos, arroyos transparentes, y un sinnúmero de
pájaros que cantan en las siestas tranquilas ¿Cómo será estar aquí contigo?
¿Cómo veré este paisaje con tu cuerpo cerca del mío? Hasta la vuelta mi amor.
MARLENE
Septiembre de 1999
Han pasado ya seis terroríficos meses. Meses
dolorosos, terribles. No recuerdo mucho
qué pasó, ni cómo. Solo sé, de la alegría que sentía por retornar a mi hogar.
Estaba todo listo. El auto cargado con las valijas, los regalos. Todo.
Partimos. Íbamos cruzando una cuesta por un camino muy sinuoso, precipicios a
cada costado. Restaban pocos kilómetros para llegar hasta el pueblo, desde allí
el tramo sería más tranquilo, sin pendientes. Y en un instante todo
desapareció. Ahora esa nube que cubre mi cerebro y no me deja pensar que pasó.
Sólo aparece la oscuridad, el dolor, el hospital. Y él que falleció, y yo sola
en una habitación, y mis piernas que no quieren correr hacia ti. Y grito, y grito. Y las lágrimas caen y
mojan este papel. ¿Por qué Dios? ¿Por qué Dios mío? ¡Quiero despertar de esta
pesadilla! Que todo sea un terrible
sueño. Por favor que alguien me despierte ¡Quiero caminar, me quiero despertar!
MARLENE
Noviembre de 1999
Hace quince días que estoy en casa, mirando
por la ventana que da hacia la calle. Suena el teléfono, y no lo atiendo, sé
que eres tú. El cartero deja las cartas y no las abro. Sigo mirando como camina
la gente por la vereda. Mis piernas no quieren caminar. Nada es un sueño, nada
es pesadilla. Mi verdad es ésta, una silla de ruedas, él sí ha fallecido, he
quedado sola, sujeta a estas ruedas que me llevan donde quiero ir. Ir a ninguna
parte. No quiero ir a ninguna parte. No quiero que me veas así. Quiero que me
olvides ¡¡Quiero que me olvides!!
MARLENE
Navidad
de 1999
Estaba preparando el arreglo para la mesa de
Nochebuena, cuando tocaron el timbre. Y alguno de mi familia atendió. Mi cuerpo
tembló cuando sentí tu voz. Mi corazón latió con fuerza al oír tus pasos
dirigirse hacia donde yo estaba ¡Y no podía correr! No quería que me veas así.
Te acercaste a mí, rodeaste con tus brazos mi cuerpo. Y me besaste como
siempre. Como si no hubiese pasado nada. Me besaste como ayer, pero ayer es
tantos meses. Parecía como si no
existiera esta silla de ruedas. Nos dejaron solos. Hablamos mucho. Te expliqué
mi temor de que me contemples como a una inválida. Me acariciaste, me
arrullaste, con ternura, con amor. No sentí piedad. Sentí amor. Amor verdadero.
Volví a ser feliz.
MARLENE
Año Nuevo, 2000
Las valijas
están frente a mi puerta. Tú estás al
lado. Me levantas suavemente de la silla de ruedas y me sientas en tus piernas.
Apoyo mi cabeza en tu hombro. Me corren las lágrimas, delicadamente las
enjugas. Palabras de amor que brotan de tus labios. Desde hoy te quedarás junto
a mí. Amarte para siempre. Amor desenfrenado que emergió de la nada, y nada
modificará su intensidad. Ni los días, ni las noches, ni las ausencias, ni esta
silla de ruedas... Hoy lo he comprendido. Hoy comenzamos una nueva vida ¡El
amor es más fuerte!
MARLENE.