EPÍLOGO
Cuando nos abarque la sombra, el fuego habrá sido
nuestro compañero.
Cenizas que el aire repartirá en rincones comunes,
alivio de cuerpos.
Un ayer pasional cuelga de un hilo queriendo
volver, fluye la sangre y el NO se apodera de la mente como
respondiendo al indeciso sentimiento.
Insatisfacción ajena por la negación, nuestra calma,
oportuna, por la resolución.
Somos sombra de un después, ningún sol reflejará
igual imagen.
Pasado
purpúreo, presente vaporoso.