Fluyen las palabras como lava del volcán

viernes, 22 de abril de 2011

TIEMPO EQUIVOCADO



Tiempo Equivocado


Lo vuelvo a dejar nuevamente sobre la mesa. Me quedo sentada en la silla del comedor, mis manos descansan sobre el repasador verde, que está en la mesa frente a la ventana que da al jardín de amapolas rojas recién abiertas.
Lo miro fijo, hace un mes que no emite ruido alguno. Parece muerto, pero no lo está. Negro, pequeño, con minúsculos círculos blancos que no distingo qué son, si no me coloco los anteojos. Y sigue ahí, inmutable. Magnánimo, desafiante. Se jacta de mi desesperación, prorrumpiendo cada dos días un pequeño bip bip.
Mis jornadas sin ti, días perennes, sin divagaciones, neutros, anquilosados. Paralizados por la inercia que el desgano impone.

Seguir... Seguir?
El camino está mutilado. Se amputó un trozo de mi ser. Y ese negro que se apodera de mis pensamientos y no responde a las suplicas de que reviva con un ruido diferente que haga saltar mi corazón en alegrías espaciales.
Intolerable su indiferencia. Vergonzosa mi ansiedad.
Y expreso un grito, un basta que resuena en los oídos de los ausentes. Me rebelo contra mí.
Acerco mi mano temblorosa, es el término, el final de una angustia ácida. Tomo el celular y marco los números indicados.
Una voz de mujer me indica que el número solicitado no pertenece a un abonado en servicio.
Corto bruscamente.
No es tiempo de llamar al cielo para una habitación.

domingo, 13 de febrero de 2011

DESATANUDOS





Desatanudos...


Atada a ti entre medanos de arena que me envuelven sofocándome, sin la verdadera piel que me tendría que cubrir, creo morir lentamente.

Serpiente que inyecta con sus colmillos ponzoñosos, cada día, un poco de su veneno, y cae la estima en un sopor nebuloso.
La noche cierra los ojos calmando el martirio, una luna plata, manta tibia nocturna, hace de olvido.
Me despierta una luz y el trueno sobresalta mi corazón.


Termino... Final... Desenlace.


Me levanto, resorte humano, y BASTA se asoma triunfante.

Se desata el nudo, y el hacha juega con el aire y cae golpeando la cabeza de la serpiente.

Rueda la miseria y un río de blasfemias se pierde en la arena.

Libre... mansamente libre...

MARIA Y ÉL





María y Él...


Él no le miente, puede confiar plenamente en el silencio que lo rodea. Frío y distante, le devuelve a María su mirada cuando ella se le acerca muy lentamente. Algunas mañanas le sonríe dulce si su rostro refleja lo que María cree que es, una mueca en su cara.


En el transito de las agujas del reloj, y casi al descuido seca una lágrima, piensa que ella no lo ve, o no se ha dado cuenta, pero esa lágrima atrevida rueda hasta hacerse minúscula manchita húmeda sobre el vestido azul de María.

Personaje extraño que fascina, por su simpleza. Fiel a su dueña, sabe marcarle los errores, hasta se atreve y le hace observar que tiene muy corta la falda.


Ella ríe con él, no hay tabúes, muestra su desnudez sin sonrojos, su cuerpo se duplica en sus ojos imperturbables.

Distante y tan unido a María. Solo y reservado. Copia lo que se le presenta sin remordimientos. Ante él, la belleza o la ridiculez no tienen parámetros.


Cuando María se apasiona, y en noches febriles danza su cuerpo tras los sones del deseo, él en su rincón, lucha entre los ecos rítmicos y su frialdad.


María lo ama con el ímpetu más excentrico, y lo odia en tardes melancólicas.

María y él....

Él y María...


María y su Espejo.

domingo, 6 de febrero de 2011

LA GOTA Y LA PALABRA




La Gota y la Palabra

La gota cayó justamente en el centro del vaso, círculos concéntricos hicieron que resbalara; un fino hilo de vino tinto se derramó en el blanco mantel. Rápidamente fue retirado y colocado en el agua para quitar la mancha...

Inútilmente... siguió alli.

La palabra salió de tu boca y penetró justamente en el centro de mi corazón. Círculos concéntricos hicieron que temblara y palpitara más fuerte, un fino hilo de desamor se derramó sobre un amor que se iniciaba. Rápidamente lo retiré para quitar el dolor. Lavé mi cuerpo con agua de olvido, me sequé con toalla de renovación.

Abrí las ventanas, me abrazó el sol.