Fluyen las palabras como lava del volcán

domingo, 30 de junio de 2013

IMPRECISO



IMPRECISO

Solo dos pasos y la encrucijada cuando retumba la voz entre las paredes erradas. El rojo baña tu rostro en este océano de sábanas. En las calles, invierno, en mi corazón escarcha, tu pasión desmedida y mis ropas caídas. Lágrimas de flores secas ante tu vertiente cantarina, que solo pretende mi fondo, yo estrellas suspendidas y reverdecer en caricias.  Arrastra mi cuerpo hasta el borde de la cama, profundo el abismo de querer ser amada. Espacio perdurable el que nos separa, mar inmenso sin barca, marinero sin remo ni anclas, opuestos sabores confusas pasiones, toques precisos, labios sonriendo, desnudo paisaje sin montes.
Desvelándonos  todo queriéndonos nada.


viernes, 28 de junio de 2013

NO PREGUNTES


NO PREGUNTES

No me preguntes por qué.
Tengo miles de respuestas.
No me hables de traición cuando me has dejado de lado.
¿Acaso no se perdió el respeto en días de furia verbal? No se perdió acaso, con desprecios y soledades.
¿Y los sueños y proyectos? Olvidados en el baúl del desengaño, restringidos. Atados con cintas de desesperanza, guardados en sobres de ironía.
Me peguntas ¿por qué?
Olvidaste hace tiempo las formas de mi cuerpo. Las palabras en mi boca ya no tapas con un beso. Tus ojos ya no miran con deleite ni deseo. Tu mejilla se desvía sin tapujos ni recelos cuando quiero acariciarla y brindarle un gesto tierno.
¿Y me hablas de traición, y me hablas de respeto?
Hace tiempo la dignidad voló en pos del viento. No me importa, hoy ni lo siento.
Vivo reflejada en la miel de otro cielo. Otra boca me sella los labios con un beso y unas manos tibias recorren al presente mi cuerpo. Un abrazo delicado recibo a hurtadillas, y mi corazón ha comenzado a latir de nuevo.
Por eso hoy, no me preguntes por qué, ¡no me hables de respeto!
Hoy tengo otro amor que me abre nuevos cielos.

TERNURA



TERNURA

En este vertiginoso mundo de grandes ciudades mucho movimiento donde las horas corren de prisa, quiero hacer un alto y me pregunto, que es la ternura? La ternura,  esa sensación tan suave que nos eleva hasta el infinito cuando nos la brindan. No es sinónimo de blandura, de sentimentalismo antiguo.
La ternura es simple y se puede ofrecer con simples gestos.
La ternura es complicidad en una rápida mirada, una mano detenida un segundo en un  hombro, un decidir quedarse juntos sin hacer nada o todo. Es descubrir la sensibilidad de una boca que se rinde, la fuerza de un abrazo que protege, la calidez de una voz apoyándonos, la tibieza de una mano sosteniendo la nuestra.
La ternura es dejar deslizar un error sin ironía, preparar un café en noches cansadas, dedicar una canción, regalar una flor, tirarnos un beso al aire, buscarnos estando juntos, caminar tomados de la mano, es la fuerza que nos acompaña para seguir, es la sombra que se aleja para dejarnos elegir,
La ternura está en esa persona que nos brinda su amistad, es ese “no fumes que hace mal”, aceptar que nos equivocamos y suavemente decirle que tenía razón. Es perdonar, es olvidar. Comprender y tolerar.
La ternura es lo que seguirá vivo es nuestro interior  a pesar del poder, del atropello, de lo que esta de moda, es la fuerza capaz de hacernos ver un sol hermoso en el día más nublado.

Es sentir  a quien nos acompaña, es la comunión entre dos, el dialogo sincero, el lazo en etapas de felicidad o tristeza, tan sencillo y  tan potente como saber que podemos contar con él… Una dualidad afectiva necesaria.

martes, 25 de junio de 2013

ALAMBRE





ALAMBRE
Me sostengo de este alambre que bordea la vía de canto rodado pequeño, matizado de grises añejos. Se lanza  al aire la iracunda palabra que, arrinconada en  la garganta, empuja la lengua, abre los labios para salir henchida de orgullo y fuerza. El silencio dejó su sonido a puertas cerradas, y la angustia da paso a la danza que vence una nada inexistente por un todo que abarca memorias  recuerdos y futuros anhelantes. Otoñales ocres bañan las pestañas y la mirada horizontal, llega hasta el confín de los sueños; rotos, vueltos a armar y pegar con nostálgico deseo de realización  los guardo en esa canasta de mimbre, que antaño guardaba los panes de miel. El vacío entre tus labios y los míos, abismo que nos separa se llena de letras armadas, palabras que flotan sin ser oídas, que rozan la mirada y se adentran, sin permiso y pedido de autorización en nuestro ser. Y la soledad se hace prado florido y el desierto oro dorado. Si hubo herida y dolor,  llanto y miedo, si la pared imaginaria se levantó en nuestro alrededor, solo faltó la calma de tu mar, y la espuma de tus caricias para socavar los cimientos y derrumbarlas. 

lunes, 24 de junio de 2013

RESIGNACIÓN




RESIGNACIÓN

La verdad se resigna en la esquina de la mediocre evolución.
Inútil buceo en los espacios, me precipito entre el abismo de una realidad moderna y mi antigüedad.
Mis ansias se rebelan y en un grito de insensatez, te llaman.
El silencio verdadero  vuela buscando libertad y fueron solo mis oídos  quienes atraparon esa ausencia de sonido.
Mi corazón primitivo, corazón de hadas y princesas, se apoderó de él.
Palabras libres volátiles siguieron su curso, y la verdad siguió resignada en su esquina.
En el borde de una copa, estallan las burbujas mojando mi nariz.
Entre laberintos grises, consistentes, las ideas buscan la salida floreciente y estallar en realizaciones.
El rostro sin risas, ni sonrisas, pálido, lúgubre mira impotente. La historia, su historia se marca en negros garabatos, mientras la nostalgia juega retozando entre pestaña y párpado.
La verdad, su verdad casi ahogada por la tristeza, se resigna en un rincón, bajo la escalera.
Las sombras buscan una luz para desaparecer en cánticos, y las energías se conmueven e intentan vanamente balancear el cuerpo al son de una melodía.
Se desnudan los deseos entre dedos, que, como sonámbulos saben donde llegan sin ser despabilados. Los ojos advierten la necesidad pronta, el cuerpo llama a la fusión.
Inútil buceo en los espacios, y el rostro…  sin risas…
La verdad se resigna en la esquina.

AGUACERO





AGUACERO

Alguna que otra vez, y digo alguna que otra vez y no muchas veces, el aguacero se instala en los ojos. Las pestañas, paraguas azules, arqueadas por el rimel tratan en vano, con su parpadeo reiterado de alejar los nubarrones que lo producen. Imposible, ya instalados, y cómodamente ubicados entre el parpado superior e inferior, logran el objetivo planificado, dificultar la visión y mojar las mejillas.
Alguna que otra vez, y digo alguna que otra vez y no siempre, mis ojos amanecen nublados.


AMORES TRANSOCEÁNICOS




AMORES TRANSOCÉANICOS

La barca leva anclas y allá va navegando en mares de ilusión cibernética. La mano alza de  una red virtual, una sonrisa seductora. Húmedos labios besan, la imagen posible, irreal. Se enamora el éter del éter mismo, y las ilusiones juegan en un espacio vacío de amor tangible. Virgen de la piel que imagina, se arrebata en la noche envuelta en melodías afines.
Se mece la barca en sueños incoherentes, se entrecruza la razón con el latente  amor.
Gélida la epidermis de un monitor estático, y la voz lejana acrecienta el delirio de estar. Se pierde el rostro entre señales interrumpidas, horarios contradictorios.
Lejano el horizonte al sur. Guía la rosa de los vientos la barca ensombrecida, paciente configura sus sueños, concatenando erotismos y pasiones. El filamento intangible  se diluye nuevamente cae al mar el deseo.
Tiburones hackeadores quieren devorar la presa.

El tiempo, solo el tiempo confabulado con los elementos espaciales, formarán parte del destino inevitable e ineludible del encuentro real… o no.

lunes, 17 de junio de 2013

LA MARCA




LA MARCA

María camina con paso firme y seguro. Sus zapatos negros golpean las baldosas grises de la plaza del pueblo.  Cruza la calle y entra en el consultorio. Se detiene, tiene calor, resbalan las gotitas de sudor por su frente mojando su flequillo rubio. El corazón comienza a funcionar cada vez mas rápido, le quiere saltar del pecho. La secretaria de blanca chaqueta y pollera azul la hace pasar a una piecita pintada de color damasco, una camilla, un armario pequeño, un escritorio y dos sillas negras. El ventilador de techo gira enviando una brisa tibia que no llega a refrescar el rostro de María. Se desviste, una bata impecablemente blanca cuelga de un perchero, primero un brazo… luego el otro, ata el lazo con un nudo suave y se recuesta en la camilla, sus piernas de adolescente las apoya abiertas, en el estribo. Es solo un segundo… solo un segundo. Transpira María. Cierra sus ojos. Sudor o lágrimas caen…


-Es un atorrante-
 Sentado en la silla de algarrobo, con ceño fruncido y ojos despidiendo llamas de ira, el padre de María le habla a su esposa.
-Hay que cuidar a la nena, te lo repito una y mil veces más…- su voz  resuena en la cocina, y hasta los platos tiemblan apilados en el escurridor.
-Si ese desgraciado le hace algo, se va a acordar de mi…- golpea el puño en la mesa y se resbala la cucharita de entre los dedos de la esposa.
-Sos su madre controlale las bombachas, marcá en el almanaque la fecha. Si ese atorrante lo deja embarazada lo mato a él primero, después a ella y vos no te salvas de los tiros.-
 -Una madre tiene entregar virgen  a su hija. Yo quiero al hijo del farmacéutico como yerno…no ese desgraciado que se pasa todo el día fumando la ganancia de su padre, con la excusa que tiene que terminar arquitectura. Eso tiene que terminar. No es hombre para nuestra hija. Acordate bien de lo que te digo, los mato a los tres si queda embarazada.-
Levanta la caja de cigarrillos y sale pateando al perro que se cruza en su camino.

María atrás de la puerta escucha temblando…


María cuenta los días. Mañana son 28 días. Cierra los ojos y siente las caricias de Juan por su cuerpo. Se amaron esa noche cuando sus padres viajaron a la ciudad. Aun siente la respiración agitada  de Juan y ese abrazo que casi la ahoga. Su boca recorriendo su cuerpo. 29 días días… 30 días… María habla con Juan, algo hay que hacer. Tiene que aparecer la mancha. En un frasquito de vidrio con tapa negra coloca sangre de una gallina que mataron para el almuerzo, Juan se la entrega a  María. Con mano temblorosa mancha su bombacha con la sangre. Su madre la controlará. 32 días… 33 días…34 días manchando algodones con sangre de algún animalito muerto para seguir con la mentira…
La verdad la marcan 2 rayitas en una tirita mojada con orina…
Resuena en su cabeza la amenaza del padre.


Resbalan por su cara y caen tristemente  las lágrimas. María pálida se levanta, tiemblan aún sus piernas. Da un paso y apoya su espalda en la fría pared. Olor a flores y velas apagadas la envuelven. Un silencio la sostiene. Moja la punta de sus dedos con  agua bendita y hace la señal de la cruz.
-Perdóname Padre, perdóname Padre-
Tiembla su cuerpo, sus ojos no ven, sus piernas no quieren moverse. Sus manos se humedecen, cae de rodillas y un grito sale de su garganta. Un charco de sangre la rodea. -Perdóname Padre, perdóname Padre-
Se le aproxima furioso, la toma de los hombros, la sacude con fuerza.
-Puta, puta!!!- le grita.
Un golpe en su mejilla le hace abrir los ojos.
El rostro de la enfermera se le presenta frente  a su cara.
-Quedate tranquila, en una hora te podes ir a tu casa, te recostás  en la cama y permaneces dos días en reposo-
Toca su vientre tibio. Cierra los ojos, recuerda las caricias de Juan la noche que se amaron.
María toca su vientre vacío.


jueves, 13 de junio de 2013

PARAGUAS





Abro el paraguas, camino hasta el borde infinito. Abajo la distancia. Arriba inalcanzable. Separan hemisferios mis pies descalzos, mi cuerpo leve. Una mano aferrada a la piel recorrida. Lluvia sin aguacero cae, tapo  mis oídos, desconozco la voz, susurro interno grita atreverse. Socavando con el filo de la hoja un sendero, para llegar hasta el corazón. Inútilmente, roca hierro acero cubre el latido, se detiene el pulso mío  y  brinca enloquecido el ajeno. Perenne felicidad entorpecida por un naufragio, seguir nadando sin ahogos. No hay ecos ante el grito silencioso de mi boca cerrada, mueca sonriente, brillantes ojos secos. Desgajo palabras sin ruegos, migajas de amor distribuidas en una cama sin mañana. Lejos la penumbra anuncia el final establecido sin contrato, cerca la luz soleada entibia una esperanza, aquí la nada casi empequeñecida por la esperanza de querer ser. Dicotomía cíclica,  si y no amasados homogéneamente formando la incertidumbre ambigua verde dura. Se disfraza el tiempo de arlequín danzante, baila frente al cuerpo inerte, quita el salvavidas del naufragio, y socava el sendero del infinito. Toma la mano rebelde y coloca un paraguas. Cierra el puño, y ata con lazos de anhelos…
Abro el paraguas, camino hasta el borde infinito…
Late el pulso mio

miércoles, 5 de junio de 2013

AZUCARADO




Atrapa la última porción del beso azucarado en el instante que las campanas se mecen en lenta agonía, vuela en círculos negros el negro recuerdo y la atmósfera huele a  pan amasado y canela. Se esfuman los anónimos  y el cortejo acompaña  al ausente, atascan ventanas a su paso, lavan sus manos los involucrados, montes, pájaros, campos sembrados, canta un gallo, aúllan los perros presagio nefasto, augurio benévolo. Corre el río su suerte de morir en el desierto o crecer en un lago, la vida se retuerce y tuerce la utopía de castillos delirantes y discursos emergentes de bocas sabias y congruentes. La inocencia se desviste en la simple habitación, con sonrisa tenue, con ojos melancólicos sus dedos al son de las campanas se agitan como la piel al roce secreto de sus ansias, colorea los labios de carmín fogoso, pinta sus uñas de pasión. Se agiganta el abrazo caduca el tiempo, se exprimen los cuerpos se apagan las luces desaparecen la sombras. Y los pasos…los pasos cansados vuelven a su abrigo invariable, se cierra la puerta atrapa la última porción del beso azucarado en el mismo instante que las campanas se mecen en lenta agonía.

lunes, 3 de junio de 2013

PREGUNTA


PREGUNTA

Porque bajo la copa del  que fue mi árbol, me sentí protegida, hasta que sus ramas se convirtieron en enredaderas asfixiantes, tuve que dar un hachazo, para liberarme  de la muerte segura.
Y porque la oruga puede ser pisada, en el transito accidentado de la vida, me lanzo a la espera de ser mariposa.
Mañana de angustia, noche de felicidad, el mediodía es el intervalo lento, de felicidad y ensueño.
Me llega sorpresivamente la cachetada dolorosa como la suave caricia de risas lejanas.
Porque nací ayer, y no hoy. Porque estoy aquí, y no allí. Porque estuvimos cerca y hoy lejos.
Porque el árbol se secó, y uno nuevo crece a la par mía.
Por qué?


Porque es así.




Si me sostengo de esa cañita voladora, en esta próxima Navidad y me remonta hasta el cielo buscando una estrella regresaría con ella el año próximo, para caer enamorada entre tus brazos.
Y si me desnudo, saco mi piel como víbora aletargada de invierno, renovándome en una nueva primavera con la inocencia del ayer que queda entumecido bajo rocas de olvido y telarañas de indiferencia, renacería en ti.
Y si tu mano traspasara la barrera, dejara  de lado el desamor y se aferrara a la ilusión de ser feliz endulzando cada día con migajas de merengues que al descuido o no dejaras en  tus labios, para quitártelos con un beso, tu sonrisa iluminaría las mañanas porteñas de un día interminable.
Y si lo efímero lo rompiéramos con nuestra eternidad.

Y si la melodía nos atrapara con notas de amor y vino tinto embriagando de deseo nuestra ser, la espera caería derrotada.