NADA
Fue esa
tarde, de palomas en la ventana de esa
casona antigua, de café negro en la mesita
de la esquina blanca, de labios rojos recién pintados, y aroma amaderado.
Fue, la mirada perdida en tu mirada, el temor de
rozar la mano y sentir el ruido a cadenas rotas. El misterio del diálogo
impersonal, el círculo que contenía las palabras, el sendero marcado por los
duendes, el azar jugando a los milagros.
Fue el
destino.
Fue lo único y fue la nada.
De tanto fue,
me miro hoy desdoblada en el espejo, mi
rostro no expresa sentimiento alguno. Me
sobresalta la imagen reflejada entreabriendo los labios - quiero verte - sonido
destemplado que resuena en mi habitación.
Mutismo
punzante.
Ni réplica,
ni objeción… ausente.
Fue
esa tarde, lo único, la nada.