Fluyen las palabras como lava del volcán

domingo, 3 de abril de 2016

VINAGRETA











VINAGRETA

Cuando se decantan las palabras, que otrora burbujeaban en la garganta; y chispeantes saltaban por los dientes  y atravesaban la boca ¿dónde queda el oído herido?
Lago de aguas solitarias, nauseabundas, que despilfarran, sin descuido olores, creyéndose perfumes.
Engaño vil, gris añejo afirmándose  perfecto, cuando el agrio sabor carcome el cuerpo, y la ética se desparrama muriéndose de risa.
Y allá va, derecho como bambú pregonando sabiduría, abriendo entre el fango cual loto, siendo solo sapo viejo.
 Y se habla de muerte digna, cuando va matando cuerpos con caricias fingidas, sin importar dolores anteriores, y la liquidez del amor va ganando la partida.
¿Dónde se halla el  límite, tan delgado y tan sutil entre lo que se dice y se hace, que desconcierta, se queda al borde de un abismo, queriendo saltar la soga?
Y se decanta, dice, los momentos, los instantes, las palabras; las llegadas y partidas como un proceso de vino. Quizás  la vida sea sedimento  y se le esté oxidando los días. Al destapar la botella, y salte el corcho, los aromas generados con el aire se ventilen, desenmascarando lo auténtico, avinagrado y absurdo.
Y allá va, paso corto petitero, buscando copa nueva, colocando el mantel en la mesa; y otra botella presta, que al final quedará... como otra pobre vinagreta.