RESIGNACIÓN
La verdad se resigna en la esquina de la mediocre evolución.
Inútil buceo en los espacios, me precipito entre el abismo
de una realidad moderna y mi antigüedad.
Mis ansias se rebelan y en un grito de insensatez, te llaman.
El silencio verdadero vuela buscando libertad y fueron solo mis
oídos quienes atraparon esa ausencia de
sonido.
Mi corazón primitivo, corazón de hadas y princesas, se
apoderó de él.
Palabras libres volátiles siguieron su curso, y la verdad
siguió resignada en su esquina.
En el borde de una copa, estallan las burbujas mojando mi
nariz.
Entre laberintos grises, consistentes, las ideas buscan la
salida floreciente y estallar en realizaciones.
El rostro sin risas, ni sonrisas, pálido, lúgubre mira
impotente. La historia, su historia se marca en negros garabatos, mientras la
nostalgia juega retozando entre pestaña y párpado.
La verdad, su verdad casi ahogada por la tristeza, se
resigna en un rincón, bajo la escalera.
Las sombras buscan una luz para desaparecer en cánticos, y
las energías se conmueven e intentan vanamente balancear el cuerpo al son de
una melodía.
Se desnudan los deseos entre dedos, que, como sonámbulos
saben donde llegan sin ser despabilados. Los ojos advierten la necesidad
pronta, el cuerpo llama a la fusión.
Inútil buceo en los espacios, y el rostro… sin risas…
La verdad se resigna en la esquina.
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