HILOS DE PLATA
Me abraza con hilos de plata tejiendo en el vacío que la ausencia
deja, la tela que me abriga.
Entregada a ella, la tibieza invade de sur a norte el
interior roto y helado.
Susurros van soldando pieza por pieza y mi cuerpo desierto inicia
su forestación.
Nuevo dedo, rama noble; luego otro mis brazos, ramal frondoso.
Se abren y cierran.
Recrear el movimiento al son de la corriente afectiva,
alargarlos hasta llegar a tu gloria.
Un pimpollo emerge en
la terminal de mi cara, y la boca estalla primavera gozosa.
Ojos brillantes juegan con tu mirada, mis piernas, raíces que
estallan, se desentierran y corren forjando mañanas.
Mañanas sin búsquedas innecesarias, solo el sentir crecer
desde las entrañas el amor que teje con hilos de plata.
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