POBRE COBARDE
Caen como copos lacerantes las lágrimas rojas de ausencia.
Mi felicidad está allá... Lejana y sombría... Perdida entre
negros y grises.
El grito de dolor enterrado, mi voz se ha quedado sin
sonidos de tanto aullar tu nombre como lobo en celo. No me has oído, mis
palabras pasaron como viento entre los finos pétalos del Jacarandá.
Y te llamé y me ignoraste.
Y te busqué y huiste tras los montes vírgenes de pinos
azules y verdes.
No te encontré.
Mi mirada buscaba tras las hojas finas, las piñas golpeaban
mi cabeza cuando caían, avisándome de tu presencia.
Y no te encontré.
Te escabulliste cual animal en acecho, temiste enamorarte…
pobre cobarde.
Pobre cobarde, negarse al amor.
Miro el cielo, gris plomo, los azules se fueron tras otras
brisas. No has querido atrapar mis sueños de gorrión y canto de sirena. No
comprendiste que a gritos pedía una mano tuya entre las mías.
No me descubriste, porque no me buscaste. Ignoraste mi amor
adolescente, mis labios florecidos, mi cuerpo de arena desértica, mis piernas
enredaderas verdes, mis brazos de luna envolvente.
Caen como copos lacerantes mis lágrimas.
No me has querido amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario