JUEGOS
Pido gancho vuelvo a
gritar mientras me desplomo descuidadamente sin importar el protocolo ni las
buenas costumbre, hurgueteo en mi bolso beige con vivos fucsias y saco muy torpemente el resbaladizo paquetito
plástico, mis dedos tratan de agilizar el trámite y retirar un pañuelito de
papel tisú, entre tanto las lágrimas ganan la carrera y llegan a la meta, la
comisura de mis labios. Arroz con leche me quiero casar…la ronda infantil
retorna a mi memoria paradójicamente veo cómo te alejas.
Pido gancho, le grito a la Vida, un minuto de
descanso en esta alocada carrera por subsistir. Mi espalda se afirma en la
pared de ladrillos pintada a la cal, pisa pisuela color de ciruela… y me convierto
en ángel, esperando en la fila del Banco la voz de la recepcionista. El diablo
me espera listo para lanzarme algún documento traspapelado, salgo airosa.
Pido gancho rompe el
silencio de la tarde y nos enfrentamos a un juego que no admite desconcentración,
engaña la penumbra pensando que es ella, tus manos recorren una curva que es mía,
y le das otra forma,…al don al don al don pirulero cada cual cada cual atiende
su juego y el que no y el que no una prenda tendrá. Que prenda tendrás al tocar
dos cuerpos diferentes, inhalo hasta rebalsar los pulmones de aire y un suspiro
largo despide hasta la última pena. No seré yo quien la confiera.
Pido gancho a la vida, y
me subo al carrusel, busco el caballito de madera suavemente lustrado, no
corcovea, sube y baja en un rutinario movimiento, una balsa sin mar me observa
pétrea, añora arenas pasadas. Una melodía me invita a bailar y giro al ritmo que
me confiere convirtiéndome en bufón de parque infantil. Me siento en el
banquito marrón, piedra papel o tijera
me hace elegir el alma, papel le respondo sin dudar…tijera, perdiste me
responde.
Pido gancho el que me
toca es un chancho… me resguardo entre verdes infinitos, no quiero más juegos.
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