VIRUTA
Algunas veces el sol
quiere sacar punta a los cerros para
colorear el horizonte, cae la viruta por las laderas entremezclándose con las aromáticas. Pincela el viento una nube,
que la estira larga cuál grisácea longevidad. Rojo se tiñe en perspectiva el
punto final de la visión.
Atardece, un toc toc
gutural opaco resuena acompasado mientras labora el pico en la madera de un
árbol carcomido por hormigas negadas.
El piquillín elabora aroma
dulce abriendo sus minúsculas flores, y un poco más lejos una falsa mora quiere
adueñarse del territorio. Placeres de bocas jugosas saboreando moras negras y
blancas, cuando las arquitectas urpilitas buscan intrépidas blandos palos y
ramitas secas diseñando dentro de un frondoso crataegus su nido.
Despunta la tarde, nace
la noche, silencia el día sus sonidos, germinan los anochecidos.
Abraza la luna el sueño
del valle.
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