OXIDADO
Cada palabra se asoma; rebelde,
en los labios oxidados sedientos de caricia, quedan agolpadas como pequeñísimas partículas de
arena formando dunas de frases, inalcanzables para el mar.
La mirada se adentra en
mis ojos, su alma traspasa la retina suplantando a la voz; no oigo sonido, ni percibo
silabas unidas, ni rumor hostil ni afectuoso. A regañadientes la respuesta surge
turbada ruborizando mejillas cuando
aflora una pregunta inoportuna.
Cómo péndulo oscilante
entre el amor inicial y el desinterés, agoniza mi corazón ante esa incertidumbre.
No hay nada que decir en ese instante que pasa a ser en segundos, obsoleto
cuestionamiento. La lágrima acelera su tránsito y la mente la retiene.
Cada cuál edifica el
amor; algunos construyendo una Torre de Babel incomprensible, otros, puente
infinito.
Formando dunas de frases inalcanzables para el mar: que metáfora tan bonita y cuántas interpretaciones....
ResponderEliminar