IMPREDECIBLE
Beso el instante, por ser instante y no eternidad.
Queda libre la alegría, no me ligo a ella y consiento su libre tránsito.
Instantes vinculados, juegan a la rayuela, recorriendo casillas
sin perder el equilibrio. Alegría, tristeza. Regocijo, desconsuelo. Gozo, dolor.
Un perpetuo contento envasa y ciega la realidad vivencial.
La recta, no es obstruida
por algún montículo que nos devuelva al mundo presente, marchamos como títeres
de sonrisa pintada.
Sin el trote de un corazón impetuoso, la fortaleza queda
relegada en algún recoveco, y la vida no es vida sin montes, laderas y llano. Mar y torrente.
Impredecible es la línea, como finales y comienzos.
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