Fluyen las palabras como lava del volcán

miércoles, 29 de agosto de 2012

AZUL MORENA


                                                                                       
AZUL MORENA

El baño tiene azulejos blancos, una guarda con motivos renacentistas, presentan paisajes pintados en azul.
La bañera grande, blanca en cuyo borde se observan mínimas botellitas azules, en su interior guardan esencias de perfumes, aceites, sales.
Ella se sumerge en el agua caliente, su desnudez contrasta con los blancos azulejos. Piel morena, cabello negro y ojos azabaches.
Toma delicadamente una de las botellitas azules y coloca un poco de su contenido en la palma de la mano. Mezcla el agua, que se tiñe en un instante de un suave tinte celeste, y un aroma a lavanda va invadiendo el baño.
Se recuesta en la bañera cierra los ojos, la envuelve el agua celeste, el aroma a lavanda; la tranquilidad.
Tranquilidad.
Recuerda su mirada, aquella que se interpuso entre sus ojos, con firmeza, con decisión, el asedio... y luego la nada. El esfumarse como agua en la arena. Y el reencuentro días después. Y esa mirada que la posee sin ella poder evitarla.
Ha pasado mucho tiempo de eso.
Sale de la bañera, envuelve su cuerpo moreno en una esponjosa toalla blanca. Seca lentamente su piel morena. El aroma a lavanda se ha impregnado en ella. Peina sus cabellos. Se cubre con un vestido rojo, cuyo escote en la espalda es profundo como un abismo, su cuerpo queda adherido a él. Coloca unos dorados pendientes en sus orejas. Sus pies calzan sandalias doradas de alto taco aguja.
Del equipo de audio sale una melodía envolvente. Se sienta en el sillón blanco del living, mira la hora en el reloj de péndulo.
Faltan pocos minutos.
Suena el timbre del portero eléctrico. Ella atiende y le dice que ascienda.
Unos golpes en su puerta le avisan que ya subió por el ascensor.
Abre la puerta.
Al frente está él, con esa mirada que la posee.
Su marido no está...
Entra su amante.

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