Fluyen las palabras como lava del volcán

martes, 22 de octubre de 2013

EL GRAN HOMBRE PEQUEÑO





EL GRAN HOMBRE PEQUEÑO.


La mentira atravesó como jabalina envenenada la credibilidad. De un salto se apoderó de un cuerpo que no le correspondía, se hizo fuerte al vencer su inocencia, y sin darse cuenta él, quizás, fue creciendo a pasos enormes, como gigantes de las montañas andinas. Y el hombre, enorme antes, fue decreciendo de tamaño, hasta quedar pequeño, y grande su mentira.
Juan está en ese rincón del sillón, tapizado en tela  azul con rayas en raso gris plomo, su rostro sombrío, no refleja más ese brillo particular que despedían sus ojos chispeantes  marrones. Turbios hoy, surcado por finas líneas. Su frente amplia marca la preocupación de no poder vencer a  quien se apoderó de él. Inútilmente pide respuestas a sus preguntas, ella gana en segundos y hace relucir  su réplica, otra mentira. Y cada vez más pequeño queda, el hombre grande.
Su mirada busca las de ella, suplicando el perdón que no sale de su pequeña boca. Y quiere tomar su mano,  acariciarla, como en otro tiempo. Pero ella la retira al descuido, no sabe ya quién la acaricia, si él o su mentira.
Se levanta lentamente, le pesa su espalda, y sus piernas  arrastra con dificultad. Juan camina hacia el portón de algarrobo, corre el cerrojo, entreabre y sale hacia la calle, un remolino lo envuelve en una fina tierra impalpable, se mete en sus ojos y caen las lágrimas.
Vuelve a cerrar el portón, ella queda parada, se apoya en el farol del jardín tristemente, y mira como se marcha.
Tras las lágrimas una mueca semejante a sonrisa marca el  rostro de Juan, es la mueca de la mentira que ganó la partida.
Juan perdió la posibilidad de ser feliz.



No hay comentarios:

Publicar un comentario