Fluyen las palabras como lava del volcán

martes, 5 de noviembre de 2013

MADRUGADA






MADRUGADA
Y me desprendo lentamente de un hoy que quiso se mañana y se quedó en el ayer.
Veo pasar lentamente minúsculos pedacitos de vida, otros más grandes ruedan pendiente abajo tratando de llegar a destino, utopía quebrada por el grito pasado. Se desliza sin sonido y el hueco de la vida no lo puedo llenar con nada.
Vacío va quedando, mi sombra primero. Mi cama después. Le siguen mis brazos ausentes de abrazos eternos y alocadas volteretas. Tus sueños se perdieron tras dos ruedas que giraban hacia el destino contrario, mis sueños se quedaron clavados entre patas y alas.
Dónde están hoy las ilusiones y los temores?
Las risas y los cantos?
Las luchas y los deseos?
La ficción atrapo la realidad, la devoró sin lástima, sin permiso, a su antojo. Y me devuelve en esta tarde balanceándose en el aire, una pluma blanca y el último graznido como pidiéndome un perdón que aún espero y no ha llegado.
Y el dolor sigue golpeando como tambor.
Quiero arrancarme el dolor, y no puedo. Busco las palabras que la sanen y no las consigo. 
Ese por qué negro y la equivocación gris vienen de la mano, bailando una daza mórbida, que contamina el aire, lo espesa hasta hacerme arder los ojos. Oprimirme  la mente confundir mis pensamientos.
Y el grito. Ese grito que solo yo oigo, y esa mano, mi mano que se estira para atrapar el último recuerdo, la última partícula de viruta, antes de ser barrida y colocada en una bolsa de residuos.
Pero el egoísmo atrapa la mente y no deja ver el deterioro del amor. La sequía de sentimientos deshidrata una espiga que había resurgido en el desierto de la gran ciudad.
La nube huye, no se aferra a montaña alguna, ni a la playa. No está preparada para convertirse en tormenta. Comodín del espacio terrenal.
Y me quedo con la foto, con mi pañuelo y estas ganas de llorar.
Mañana será otro nuevo día para comenzar a armar.

Enigma.

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