Fluyen las palabras como lava del volcán

viernes, 6 de marzo de 2015

CUENTOS EMBUSTEROS







CUENTOS EMBUSTEROS

Desparramados desde el centro y hacia afuera, el vacío queda en los suburbios de un cuerpo que aún late.
Ventanas los ojos, observando marrones enmarañados con enredaderas verde oliva
Se hace puerta el corazón excluyendo resentimientos, barre sin piedad la escoba memoriosa, y caen en la vereda  tantos sueños, tantos golpes, muchos besos, pocos acompañamientos, pocos esfuerzos.
Sortilegio, sus cabellos, que una vez tejieron sus dedos.
La mirada danza, sin esquivos, y su voz, grillo noctámbulo, resuena en los  tímpanos.
Inútilmente batallar con años
La utopía del amor primero se deshace, como se deshace la casa de chocolate, se pierde la ilusión, como la sandalia. Los besos de príncipes y princesas terminan tan falsos en su final, como el traje del emperador. Se olvida la palabra mágica y ya nada responde ni con un Ábrete sésamo. Se duerme el amor como Cenicienta, sin que llegue nadie a desvelarlo. La canasta con dulces se pierden en el bosque de cemento. La manzana no es partida por flecha alguna. Y lo que fue una gallina con huevos de oro, hoy es simple lata oxidada por la diaria rutina del desamor. La cigarra engreída, canta,  desvalorizando el quehacer de la hormiga. Mientras un Pinocho quiere convencer a un Hada, que sabe de su mentira.  Caen Pulgarcitos,  patitos feos, y hasta un Hansel toma la mano de una Gretel para salvarse… y nos hacemos a la mar con Simbad…. tejiendo como Penélope…
Y se cierran los libros.
Se abre un cuaderno, como un bisturí que corta la carne, el lápiz escribe una realidad.
No hay enanos, ni leñadores salvadores, hay brujas egoístas, sirenas que cantan sobre piedras ilusorias, hay ladrones; pero no lámparas maravillosas. Hay ogros presuntuosos, oportunistas, hechiceras y hasta Alicias con conejos sin tiempo.
Ya no sangra el cuerpo. El naufragio lavo su flujo.
Muy dentro los músculos hacen repiquetear con los palillos el parche  llamando a ser  habitado
No sirve un cuerpo sepultado en la intemperie con recuerdos.
Ni llamadas a espejismos.
Ni alientos evocados.
Desparramados desde el centro y hacia afuera, el vacío queda en los suburbios de un cuerpo que aún late.


No hay comentarios:

Publicar un comentario