JAQUE
MATE
Nada
percibe la sombra que sube, ni las confluentes de los ríos saben su fin.
No
se mide la palabra con distancias, catapulta de feroces letras que golpean el
muro de la boca cerrada.
Cansados
de andar, los pies dan pena por su renguera, y siguen doblando esquinas, uno
por uno los peldaños elevan, piedras, caminos indisolubles.
Sentencia
el silencio refugiarse en el laberinto
sordo, de nada sirven arbitrajes entre la vida y la muerte. Como bufón
enfurecido brama la memoria, infla el pecho y salta frente al espejo, caen los
trozos pequeños de reflejos, gime el corazón.
Se
corta la vena con el filo de respuestas no nacidas, de preguntas no queridas.
Yace
el cuerpo sin conciencia.
Victoriosa
la reina grita jaque mate.
Jaque mate con este gran poema. Un abrazo.
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