ATRINCHERADA.
Me atrinchero entre
ladrillos carcomidos, cuando el hartazgo sobrepasa el límite de la cordura.
Transgrede,
desvergonzada, una musa que quiso ser aliento y respiro. Opulencia, cántaro
vacío su corazón, y la sabana que cubre su cuerpo, la traiciona con la memoria.
Queda la innombrable en
sutil pie de guerra, taconeando
torpemente, como pequeño malcriado. Desafía sin ser vista, cuelga de su cuello
los celos no debidos. Lo antiguo no asumido, la camisa ya doblada, las hojas
archivadas deben ser admitido como un pasado vivido, antes que la verdad enceguezca al compartido,
y en esta batalla salga más de uno sentido.
Me atrinchero.
Mansamente me
atrinchero, cuelgo mi bagaje de experiencias en el clavo que sobresale, de entre los
ladrillos carcomidos aguardando que la hombría de un NO terminante, acomode las
raíces de esta rama equivocada
Terminar la fantasía de un ayer que es leyenda queriéndola seguir hoy, con tinta seca.
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