Caminó lentamente hacia el banco de la plaza llevando en su mano una bolsita de papel. Se sentó y al instante, el suelo se llenó de palomas frente a sus pies. Fue tirando las migas de pan, una por una. Llegaron más palomas. Se quedó sin migas de pan, estaban todas esparcidas por el piso. Arrugó la bolsita de papel, con fuerza, se levantó del banco abruptamente asustando a las palomas que volaron hasta las ramas del jacarandá. A la mañana siguiente los Biólogos de la Universidad no se explicaban del por qué de tantas palomas muertas bajo el jacarandá.
sábado, 5 de diciembre de 2009
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