Este gustito amargo de la soledad, lo disuelvo con un caramelo de miel en la boca. Le doy vueltas y más vueltas con mi lengua, esperando el momento, que la dura capa se ablande y se expanda ese juguito rico, meloso. En ese preciso instante, lo amargo se convierte en dulce imaginando que es un beso suyo…
miércoles, 15 de mayo de 2013
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