Fluyen las palabras como lava del volcán

miércoles, 6 de enero de 2010

ABUELA



Abuela



Caigo al vacio, y no lo puedo evitar. Trato de aferrarme a algo, una rama, un caño, algo que sobresalga, y yo pueda asir. Pero nada, no encuentro nada. Manoteo y manoteo por todos lados.

¡Y nada!

Y en esos pocos segundos de caída, veo y reveo.

Reveo mi vida, el pueblo donde nací, las caras jóvenes de mis compañeros de clase, mi maestra de tercer grado... las calles de tierra, los campos arados, las tormentas de tierras en tiempos de sequía... Y las imagenes siguen pasando... y están mis abuelos junto a la casona grande, y la pileta llena de agua, el perro atado... mis primos subiendo al ciruelo...

Y las fiestas de Navidad... el arbolito lleno de adornos y luces de colores.

Y estoy esperando en la iglesia vestido con un traje negro y pimpollo blanco en el ojal chiquito... el cura que pregunta si me quiero casar... y no sé que respondo porque cambian las imágenes otra vez.

Ahora está el túnel, blanco brillante, y alguien me llama desde la otra punta. No puedo ver bien quién es, mientra tanto sigo cayendo, y no puedo tomarme de nada... grito fuerte, pido socorro, auxilio, y no pasa nada.

El viento que me da en la cara, y mis pierna flojas, y mis brazos flojos, doy vueltas y nadie me sostiene... y tengo miedo de llegar hasta el final.

¡El golpe será terrible! me destrozaré; los huesos se partirán en miles de pedacitos. Y la gente del servicio de emergencia no me podrá levantar porque estaré completamente molido, y no sentiré nada, porque allá en la punta del túnel esa persona me llama, y a mi no me duele nada... y de pronto...¡no tengo miedo! Ella cada vez está más cerca y yo más cerca del suelo.


¿Por qué se me habrá ocurrido correr como un niño alocado por el campo, si tengo que saber que están los pozos de agua sin tapar? y son profundos... y son oscuros.

Y no tienen fin. Como mi caída.

Y ya veo a la persona... la del túnel, es mi abuela, la que falleció hace treinta años, yo siempre jugaba con ella a las escondidas...

¡Hola abuela! le grito y ella me llama... me llama. Yo voy hacia ella a través del túnel.

¡Hola abuela! Juguemos a las escondidas como cuando era niño...

¡Abuela!... ¡abuela!... esperame no te vayas. No te puedo alcanzar... el túnel es interminable... ¡Abuela quiero ser niño y jugar contigo a las escondidas!


¡Abuela! ¡¡Esperáme!!...

Siento un terrible dolor en algún lugar de mi cuerpo.

¿Llegué al final del pozo?

Me despierto empapado en sudor.

La cama está mojada, mis ropas están mojadas.

¡Abuela!...

No.... es Raquel que está a mi lado.

¿Y mi abuela?

Tengo fiebre. Casi 41º de temperatura. El médico acaba de colocarme una inyección. Siento que dice que con ella me bajará la fiebre. Que me cambie las ropas mojadas por unas secas.

¡Abuela!

Desaparece lentamente el túnel.

La luz...

Y mi abuela me saluda despidiéndose con un adiós, mueve lentamente su mano.


¡Abuela!

¡Abuela no te vayas!

Bajó la fiebre.

Raquel, tiene en su mano el termómetro.

Mi abuela no está.

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